José Moro: «Quiero posicionar Bodegas Cepa 21 en la parte alta de la tabla»

José Moro: «Quiero posicionar Bodegas Cepa 21 en la parte alta de la tabla»

domingo 11 de septiembre del 2022 | 15:16

Para José Moro (Valladolid, 1959), el pasado abril supuso un punto de inflexión vital y profesional. Abril es crucial para la vid. Tras el parón del invierno, los viticultores se encomiendan a que el tiempo no sea ni demasiado lluvioso ni demasiado frío como para echar por tierra la temporada. Al mismo tiempo, supone un mes clave a la hora planificar la cosecha y tomar decisiones. Ahora, José Moro centra todas sus ganas e ilusión en el proyecto Cepa 21.

Tras treinta años de vinculación y liderazgo en Bodegas Emilio Moro, una de las más rentables de Ribera del Duero, José Moro, tomaba la determinación de abandonar la empresa «por diferencias en la visión estratégica».

Junto a esta renuncia, Moro anunciaba su intención de centrar todos los esfuerzos en Bodegas Cepa 21, un proyecto vitivinícola innovador que lleva su impronta personal y que pretende convertir en uno de los mayores exponentes de Ribera del Duero. Con la variedad tempranillo por bandera, el bodeguero se muestra convencido de las posibilidades para poner la marca en el mapa nacional y, por qué no, mundial.

Ahora que está volcado en Cepa 21, ¿cuáles son sus planes?

Creo que es una bodega joven que, no en vano, tiene veinte años de historia. La verdad que tampoco es mucho tiempo para crear una marca. Muchas veces necesitas muchos años, pero sí que se merece un poco más de protagonismo en el contexto vitivinícola. Y por eso me hace mucha ilusión este proyecto. Empecé plantando viñedos y haciendo esta bodega acorde a lo que pensábamos, con ese carácter más moderno y minimalista, pero también con sentido tradicional a la hora de elaborar los vinos.

La verdad es que la marca ha ido creciendo y se conoce cada vez más. Sobre todo porque tiene unos vinos con una personalidad muy definida por el enclave donde está, dentro de Ribera del Duero. De forma cariñosa pienso que es hora de dar un golpe sobre la mesa y reivindicar el peso que debe tener una marca como esta.

¿Y cómo plantea poner en valor la bodega?

Dentro de este planteamiento, todos los miembros del equipo estamos intentando definir un nuevo plan estratégico para que la marca sea cabeza de león. Para nosotros es muy importante destacar cómo ha ido mejorando la calidad de los vinos durante tantísimos años, gracias a que la innovación nos ha traído siempre muy buenas noticias. Hemos conseguido vinos más finos y sutiles. Siempre dirigidos al gusto de un consumidor que, aunque va cambiando, un bodeguero tiene que saber con qué viñedos, uvas y formas de trabajo juega para aplicar un proceso que guste. El consumidor hoy demanda vinos más melosos, agradables, que demuestren la personalidad de la tierra, pero de una manera exquisita y sensible. Quiere cosas que le agraden al paladar.

Y desde esta perspectiva, quiero posicionar esta bodega en la parte alta de la tabla. Planteando una estrategia nueva, con unos productos de mejor calidad si cabe, una estrategia de comunicación muchísimo más activa que la que teníamos y, sobre todo, con un trabajo comercial importante, porque la marca se va haciendo pasito a pasito.

También queremos potenciar esa atomización de presencia en los mejores restaurantes del mundo y en las estanterías de las tiendas especializadas. Esto, que se explica fácil, lleva un trabajo ímprobo, pero solo cuando se trabaja desde el conocimiento y la ilusión eres capa de llevar un proyecto así entre los más importantes de la Ribera del Duero. De España y, por qué no, del mundo.

«El cambio climático implica que estamos vendimiando siempre antes, y en nuestro caso nos beneficia porque trabajamos una variedad como el tempranillo»

Dentro de la importancia que le concede a la innovación en el proceso de elaboración vinícola. ¿Hasta dónde aplicarla sin intervenir en exceso la uva?

Tenemos que ser cada día más cuidadosos y meticulosos con la gestión vinícola para tratar de llevar una uva con el máximo esmero y cariño para que sea lo más saludable posible y no tenga ningún problema bacteriológico. Desde que el viñedo empieza a brotar, luego a florecer, hasta que somos capaces de vendimiar en un estado óptimo de maduración y llevar esa uva mediante un proceso de elaboración perfectamente definido y cuidado.

La innovación nos permite trabajar para que todos los vinos tengan la misma definición. No es lo mismo cómo se elaboraba el vino hace veinticinco años que ahora, ya que la tecnología hace que saquemos lo mejor de la uva. Hay quien puede pensar de otra manera, pero creo que el combinar perfectamente la tradición con la innovación es absolutamente fundamental en un sector como el vinícola.

¿Cómo están afrontando las alteraciones del cambio climático en la zona?

Hasta ahora creo que es positivo, porque normalmente las vendimias solían empezar alrededor del día del Pilar (12 de octubre), y ahora por esas fechas se ha acabado. De momento, todas las vendimias que se han hecho tempranas, a partir del 20 de septiembre, han sido buenas. ¿La explicación? Septiembre tiene la llave para dar la maduración perfecta a la uva, y más en un lugar como la Ribera del Duero, con diferencias de altitud de entre 700 a 900 metros.

Precisamente, en esas partes más altas es donde se desarrolla de una manera más efectiva la encima responsable de la maduración. Entonces, cuando tenemos un septiembre caluroso, esa encima se activa y, como hay una gran diferencia de temperatura entre el día y la noche, la maduración es perfecto. Y eso nos va a garantizar vinos maduros, con cuerpo y carácter, que van a evolucionar muy bien en botella. Esa es una gran garantía.

¿Y a medio plazo?

Ahora normalmente el cambio climático implica que estamos vendimiando siempre antes, y en nuestro caso nos beneficia porque trabajamos una variedad como el tempranillo, que tiene un ciclo vegetativo corto. Pero los veranos también están siendo más calurosos, así que tenemos que procurar que se cumpla el ciclo. Por ello es por lo que estamos intentando ir a plantar a partes más altas, donde hay una diferencia de temperatura mayor para alargar el ciclo.

Al mismo tiempo, estamos investigando con portainjertos que den más longevidad al ciclo y salvaguarde lo que está pasando. Estamos alerta, reaccionando para sacar conclusiones, pero en cualquier caso insisto en que todas las cosechas tempranas han sido de excelente calidad, mientras que en octubre es complicado porque aparecen lluvias y el frío puede afectar a la calidad de la uva.

Ha hecho referencia al objetivo de ganar presencia en el mercado internacional. ¿Es una prioridad?

Antes estaba liderando dos bodegas, y eso digamos que te limita un poco la actividad. Ahora, al estar centrado solo en una, voy a poder darle todo el protagonismo a Cepa 21, tanto en pos de hacer vinos mejores como de una comercialización más destacada. Me estoy dedicando en cuerpo y alma a subir unos cuantos peldaños y estar a la cabeza del sector.

¿Qué otras acciones tiene previstas para crecer?

Tenemos que seguir innovando en nuestros procesos para que haya menos intervención y conseguir vinos de más calidad. Y una vez producidos, potenciar nuestra imagen. La bodega tiene un alma y una tradición vitivinícola importante. Nació del conocimiento que adquirí de mi abuelo y mi padre. Después, lo intenté poner en práctica en un proyecto como este, rodeado del mejor equipo del mundo para afrontar cada una de las facetas de un éxito que está garantizado.

En el vino hay mucho de personal, pero también de nueva gestión profesional a la hora de comercializarlo. Hay que saber evolucionar y aplicar todas esas tendencias de una forma acertada. Antes se cerraba un acuerdo con distribuidores y clientes en una comida, pero tenemos una relación mucho más estrecha, en la que estar informados de lo que pasa en cada restaurante, cuál es la rotación de nuestros clientes y la situación de nuestra competencia. Esta nueva forma de trabajar obliga a sacar el mejor rendimiento tanto de la tierra como de los recursos disponibles.

¿Concluye, por tanto, que Cepa 21 es una bodega creada a imagen y semejanza de José Moro?

El verdadero éxito es saber lo que tienes ahí. Después hacer un producto que coincida con los gustos del consumidor, porque tienes que acoplarte a lo que se demanda. La palabra bodeguero no expresa verdaderamente lo que implica ser, porque no se preocupa solamente de la bodega. También pone su dedicación en la viña, en el proceso de elaboración, en estar en la calle y saber recepcionar lo que está pasando: qué tendencias hay y cómo varía el gusto, qué dicen los prescriptores.

Después el bodeguero tiene que adaptar todo esto a su forma de entender el vino. Si no buscas esa línea entre lo que sientes y lo que están pidiendo, vas a fracasar. Solamente cuando es coincidente, el vino va a triunfar. Evidentemente, tienes que identificarte con el resultado. No es cuestión de hacer un vino para el mercado americano y otro para Suecia, sino de sacar el mejor dentro de una zona privilegiada y que entusiasme a todos. Y para ello hay que elaborar con el máximo respeto lo que sale de la tierra.

Noticias Relacionadas