La Gran Familia Mediterránea de Dani García negocia una integración para romper con las dark kitchens

La Gran Familia Mediterránea de Dani García negocia una integración para romper con las dark kitchens

viernes 13 de octubre del 2023 | 09:02

Parecía un negocio imparable, pero el fenómeno de las dark kitchens pierde pie en España. Tras la velocidad de vértigo que llegó a coger ante las restricciones por el covid, cuando se hizo evidente que no hacían falta locales para montar restaurantes, ha entrado en una fase de reflexión. Sobre todo por una parte de aquellas empresas y marcas que apostaban por operar en cocinas sin acceso al público y destinadas exclusivamente al reparto.

Una de las marcas virtuales que consiguio dar con la tecla y responder a la demanda de comida a domicilio fue La Gran Familia Mediterránea (LGFM). El concepto llevaba años rondando la mente de Dani García, quien vio en el contexto de la pandemia la oportunidad para lanzar al mercado su servicio de delivery, con un grupo de submarcas dedicadas a distintas propuestas de comida ‘gourmet’.

La buena acogida que recibió desde sus inicios, en septiembre de 2020, sirvió como aliciente a los responsables de la marca para subir su apuesta. En 2021 incorporaron como consejera delegada a Sandra Manresa para sacar el máximo rendimiento a las posibilidades de La Gran Familia Mediterránea.

Bajo su dirección, la empresa logró cerrar el año pasado con 16 cocinas y 11 millones de euros en facturación, creciendo un 60% con respecto al 2021. Asimismo, encontró la gallina de los huevos de oro en sus colaboraciones con influencers y cerró un acuerdo con Smart Kitchens Properties para abrir alrededor de 40 cocinas. E incluso se marcaron la meta de dar el salto al retail con presencia en centros comerciales y abrir algún punto físico a pie de calle durante el segundo semestre de este año.

La marca se encuentra en un ‘impasse’ tras un giro radical en el rumbo del negocio

Todos aquellos planes se han convertido actualmente en papel mojado para la marca, cuya actividad se encuentra en un ‘impasse’ tras un giro brusco respecto a su estrategia original. Tal y como avanzaba El Economista, la web de La Gran Familia Mediterránea permanece en «mantenimiento» desde hace semanas, mientras que su perfil en plataforma como Just Eat y Glovo ha sido dado de baja.

Según la información consultada por Sivarious, en verano se produjo la salida de Manresa y otros directivos. Y aunque la ausencia completa de comunicación -incluidas redes sociales- hace pensar que la marca de delivery se ha esfumado de la noche a la mañana, fuentes del sector señalan que no ha dicho su última palabra.

En principio, este secretismo tiene lugar en medio de un profundo reposicionamiento en su modelo de operaciones que implica abandonar el modelo operativo mantenido hasta la fecha y que tantos problemas vecinales le ha ocasionado. Diversas fuentes señalan que La Gran Familia Mediterránea negocia desde hace meses su integración en la compañía francesa Clone para franquiciar la marca a terceros. Desde el grupo Dani García han ignorado varios intentos de este medio para ponerse en contacto con ellos.

Clone es una solución encargada de conectar con restaurantes ya establecidos que buscan aumentar su productividad y generar una nueva línea de negocio acogiendo en sus cocinas la elaboración de marcas virtuales. Se trata de un modelo con una inversión infinitamente menor que el de una dark kitchen ‘convencional’ y con un encaje menos invasivo en las ciudades.

Cesión de la gestión de la marca

En este sentido, las conversaciones entre La Gran Familia Mediterránea y Clone se centran en que delegar a esta última la gestión completa de la marca, desde la búsqueda de restaurantes con los que asociarse a el control de pedidos y la comunicación. Una decisión precedida por la hoja de servicios de la compañía francesa, que opera una treintena de marcas en más de 1.600 restaurantes virtuales en toda Europa.

A pesar de que el delivery opera como una startup independiente al grupo Dani García, se ha optado por abandonar los locales dedicados exclusivamente al delivery ante el daño reputacional que estaban generando polémicas como la del madrileño barrio de La Ventilla. Allí los vecinos consiguieron cerrar su cocina fantasma tras diversas denuncias por no cumplir con la normativa en cuanto a olores, ruidos y el calor de sus extractores de humo. Además, estos establecimientos, que operan bajo la licencia de industrial y obrador, se enfrentan a unas normas urbanísticas cada vez más exigentes em ciudad como en Madrid y Barcelona. Decisión que ha llegado a la marca a poner en venta el equipamiento de sus instalaciones.

Noticias Relacionadas