Juan Bravo, territorio Vespok: la conquista fulgurante de Madrid a manos de tres jóvenes socios
Foto: Pablo Casas, Álvaro Aguiar e Ignacio Suarez de Toledo, socios fundadores de Grupo Vespok.

Juan Bravo, territorio Vespok: la conquista fulgurante de Madrid a manos de tres jóvenes socios

martes 09 de mayo del 2023 | 09:15

Si fuera el Monopoly, Vespok estaría a punto de poder construir un hotel en Juan Bravo. El grupo de hostelería, ocio y eventos fundado por tres jóvenes socios controla un trío de locales de restauración en el céntrico bulevar madrileño, una de las zonas más cotizadas por los restauradores que se prepara para aumentar su revalorización tras los trabajos para unificar todas las terrazas.

Algunos de estos locales se han hecho un nombre de referencia en la la zona, como Pólvora, de corte más gastronómico, o la taberna Salitre. El último en sumarse al portafolio es Casa Vito. De estética inspirada en la de ciertos restaurantes italoamericanos como los de la mítica cadena estadounidense Buca di Beppo, abrió sus puertas en el número 43 de Juan Bravo hace unas semanas.

«Siendo sincero, esto no se ha elegido aposta», reconoce Álvaro Aguiar, una de las caras detrás de Vespok y responsable de la línea hostelera, sobre su presencia destacada en el bulevar más cotizado de Madrid. «No hay ninguna estrategia detrás; identificamos oportunidades de negocio y, si vemos la rentabilidad, nos metemos».

El grupo sirve alrededor de 500 comidas diarias en sus cuatro locales de Madrid y factura 9 millones de euros

No obstante, el origen gastronómico del grupo se encuentra en Puerta del Hierro, donde Aguiar y sus socios, Pablo Casas e Ignacio ‘Pucho’ Suarez de Toledo, abrieron El Rincón de Vespok en 2015. Fue en 2018 cuando se instalaron en la calle Juan Bravo con Pólvora. Al año, la dueña del local les puso en contacto con un familiar para alquilar el establecimiento de al lado, que a finales de 2019 se convertiría en Salitre.

«Siempre he considerado crucial tenerlos todos en la misma calle para tenerlos controlados. Además de generar ventas cruzadas, compartes almacenes y puedes rotar personal», explica Aguiar sobre la capacidad que tienen los proyectos del grupo para retroalimentarse entre sí al ir todos dirigidos a un público más joven. Unas sinergías que fomentan tanto dentro de la división hostelera, donde sirven una media de 500 comidas diarias, como entre el resto de negocios, entre los que se encuentra una línea de cátering (Madera) y el delivery Bomba.

Porque ante todo, en Vespok huyen de replicar marcas. Su filosofía es hacer un concepto ‘ad hoc’ para cada local. «Pólvora es un local con mantel blanco, un ticket medio de 80 euros y propuesta más cuidada, mientras que Salitre es una taberna desenfadada». Partiendo de este punto, a nivel operativo buscan compartir productos comunes y, sobre todo, bodega.

Nueva sede central y miras fuera de Madrid

Al frente de la propuesta gastronómica de Vespok se encuentra el chef Alfredo González. Junto a Sergio, director de I+D, es el responsable de dar sentido a los platos que integran sus carta. Antes de lanzar un proyecto destinan dos meses a pruebas de productos, plazo que incluye el estudio de productos y proveedores, testar la receta y selección de vajilla.

Para ello se ayudan de su obrador central, en el que elaboran todos los productos que después trabajan en cocina. «No trabajamos quinta gama, más alla de conservas o encurtidos. Todo lo que conlleve una producción lo hacemos internamente», señalan desde la compañía. Aunque se ubica en la calle Poeta Joan Maragall, Vespok tiene previsto trasladar en julio todas sus empresas a un edificio al lado del Santiago Bernabéu.

La nueva sede del grupo, bautizada Panamá y que se encuentra en pleno desarrollo, es un edificio de 2.300 metros cuadrados con cuatro plantas. En la primera acogerá el restaurante Rumbo Gallego; en la segunda, oficinas, a modo de hub de todas sus empresas; en el sótano habrá un espacio para eventos, un obrador central para todo el grupo y un punto de salida del delivery; y, por último, un gran local que reunirá toda la parte musical, incluyendo el Club Panamá, salas de ensayo, para presentaciones, etc.

Con un volumen de facturación cercano a los 15 millones de euros en el conjunto del grupo Vespok, la hostelería aporta alrededor de 9 millones. De media, cada establecimiento genera 1,5 millones de euros. Gracias a estos mimbres, viene de experimentar un vertiginoso periodo de expansión que esperan consolidar a lo largo de este año antes de explorar nuevas cotas. «Si todo va bien, muy probablemente en 2024 intentaremos salir de Madrid», avanza Aguiar. A futuro, la compañía se plantea salir de España, vía que ya estudian bajo un posible modelo de asesoramiento local a grupos de fuera.

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