Giro estratégico de La Gran Familia Mediterránea (LGFM). El chef Dani García presentó el pasado viernes un nuevo acuerdo global de colaboración con Carrefour, que permitirá comprar presencialmente los platos de su delivery. El proyecto se enmarca dentro de la estrategia de la empresa para facilitar la transición alimentaria al democratizar la cocina de calidad.

Transcurridos más de dos años desde el lanzamiento de este proyecto digital, que opera como una unidad productiva independiente del grupo Dani García, sus responsables han detectado la importancia de poner cara a la marca virtual. Entre otras razones, porque el consumo online apenas representa el 20% en el sector de la restauración y quieren optar al resto de la tarta. De momento usarán como ‘piloto’ un stand en el Carrefour de San Sebastián de los Reyes, aunque desde el grupo señalan que será la primera de muchas más flagships.

Se espera que este tipo locales se incorporen poco a poco a otros centros, tanto en las regiones donde ya está activo el servicio de LGFM como en nuevas. No obstante, desde la marca indican a Sivarious que esta acción supone la punta del iceberg de una estrategia más profunda. También contemplan la posibilidad de abrir establecimientos propios a pie de calle para potenciar todavía más el alcance. Estrategia en línea con la que han seguido marcas como Vicio, que recientemente se ha hecho con un establecimiento de más de 550 metros cuadrados en pleno centro de Madrid. La firma de hamburguesas espera dar servicio a 1.000 clientes diarios.

Sus responsables han detectado la importancia de poner cara a la marca virtual

Para el cocinero malagueño, la decisión de llevar su marca de take away al espacio físico supone una evolución natural. «Había una gran obsesión por el delivery desde el confinamiento», declaró en referencia al origen de La Gran Familia Mediterránea. Precisamente el proyecto surgió en septiembre de 2020, al detectar una importante oportunidad de negocio en el canal de pedidos a domicio.

En apenas tres meses el grupo Dani García supo que había dado con la tecla, facturando 950.000 euros entre octubre y diciembre de ese primer año. Aunque no comparten cifras de negocio, fuentes del proyecto aseguran que su volumen de ventas se sitúa por encima de los 5,6 millones de euros, cifra que registró el Goxo de Dabiz Muñoz en 2021.

Reconocen que la clave del éxito se basa en haber aprovechado el auge el delivery para desarrollar un producto con el diseño y formato más adecuado para el consumo take away. Para ello no han dado en trazar alianzas de colaboración con gamers, donde cada vez que saca un nuevo menú las centralitas se colapsan. Además, con la intención de separar el concepto de sus restaurantes, no dudaron en apoyarse en las ventajas que ofrecían las cocinas fantasmas a nivel operativo.

Aunque la decisión de operar con ‘dark kitchens’ les ha supuesto más de un conflicto con los vecinos, el pasado octubre LGfM firmó un acuerdo estratégico con la gestora Lift Asset Management en Digital Kitchens, la primera gran socimi especializada en ‘cocinas fantasma’. Esta última destinará hasta 20 millones de euros a adquirir locales en las principales ciudades españolas. Se estima que la inversión media en cada local rondará los 500.000 euros, lo que sobre el papel supondrá que la socimi Digital Kitchens será el casero de LGFM en unas 40 cocinas, la mitad de la que tiene previsto abrir Dani García en su plan de negocio.

Al margen de ubicaciones, LGFM está apostando por agregar a su oferta a otras marcas para seguir escalando, como es el caso Aloha Poké. De la misma forma, hace tres meses comenzó a desplegar su propia flota de repartidores contratados con el objetivo de ganar eficiencia y tener mayor control tanto sobre la base de sus pedidos como los datos de clientes. Se trata de una solución paralela a su colaboración con plataformas como Just Eat o Glovo.