El concepto ‘dark kitchen’ está ligado con la comida a domicilio. Más concretamente con el reparto. También se conoce dentro del sector de la hostelería como ‘restaurantes fantasma’ o ‘cocina fantasma’.
Bajo este modelo de negocio, los restaurantes tan solo se dedican a preparar y enviar los platos que piden los clientes a casa. De esta manera, prescinden de todos los recursos que normalmente utilizan para prestar un servicio, es decir, camareros, sillas, mesas, cubertería…
De cara al público, una ‘dark kitchen’ es tan solo una empresa digital. Los restaurantes ofrecen sus servicios a través de plataformas de delivery. Este tipo de negocio ha crecido más con la llegada de la pandemia. Con el confinamiento, los pedidos se multiplicaron y muchos restaurantes optaron por este modelo.
Una de las ventajas principales que ofrecen las ‘dark kitchen’ es que hay una reducción en el gasto de personal. Hay que tener en cuenta que el espacio no cuenta con un servicio directo de atención al cliente.
También hay una reducción en el coste de inversión. Se disminuye el gasto en la adquisición de algunos productos, por ejemplo, menús impresos, mesas, platos, servilletas, etc.
Además, el servicio de entrega es más rápido. Estas empresas no tienen que atender mesa por mesa a los clientes en el local, por lo que pueden entregar sus pedidos a tiempo y sin retrasos. Y en cuanto al precio, puede ser más asequible. La empresa puede abaratar el coste de los menús porque ahorra en personal.
Las ‘dark kitchen’ de Madrid
Este verano el Ayuntamiento de Madrid aprobó un avance de nueva normativa para restringir la creación de nuevas cocinas fantasma en suelo residencial. De este modo, la superficie de terreno no puede superar los 350 metros cuadrados. Los repartidores tienen que cargar y descargar en el interior del local. Además, se va a exigir un estudio de movilidad y de impacto en el entorno.
El Consistorio suspendió también el otorgamiento de todas las licencias que se veían afectadas por estas condiciones. Es decir, las licencias para instalar ‘dark kitchen’ de más de 350 metros cuadrados (que serían ilegales cuando se aprueba esta nueva norma) se ven interrumpidas por un plazo de un año prorrogable. Uno de los objetivos es que este tipo de negocios se trasladen a áreas industriales y no en el centro de la ciudad.
