
La hostelería se conjura contra el riesgo de saturación con un sector a dos velocidades
Que la Semana Santa se quedó muy por debajo de las expectativas de una hostelería española que confiaba en aumentar sus ventas a doble dígito, estaba claro. La alargada sombrada que dejaría ese hecho para el sector, no tanto. Sin el pistoletazo de salida que supone esta festividad para una temporada alta marcada por la incertidumbre en el consumo y la exposición al turismo extranjero, en algunas regiones de España está costando carburar.
De primeras, los datos recabados por Hostelería de España concluyen que el efecto de la Semana Santa frenó el crecimiento de la facturación hostelera en abril. La cifra de negocio aumentó un 2,4% respecto al mismo mes del año anterior, moderándose el crecimiento interanual respecto al de meses anteriores, debido al cambio de fechas de la Semana Santa que el año anterior tuvo lugar en este mes. En el agregado marzo-abril, se registró un alza de un 7% respecto a los mismos meses de 2023 y en el acumulado desde enero un aumento medio de un 10,3%.
Este frenazo en el crecimiento anual de la cifra de negocios tiene lugar en las dos ramas de actividad hostelera, con un incremento en abril de un 1,2% en restauración y un 5,1% en el alojamiento. Porcentajes que contrastan con los aumentos de dos dígitos que tuvieron lugar en marzo, sin contar una Semana Santa pasada por agua que afectó especialmente a las zonas costeras. Analizando el acumulado marzo-abril, supone un alza de un 5,5% en el primer caso y un 10,5% en el segundo.
Hay tres comunidades creciendo a doble dígito, mientras la mayoría se mantienen planas o en negativo
«Mientras a algunas comunidades autónomas les pasa factura el efecto de la Semana Santa adelantada a marzo, otras parece que ya han entrado en la temporada de verano este abril», comenta Ganix Berazadi, consultor de restaurantes e impulsor del proyecto Gastrolean.
Así, una lectura más profunda permite concluir que la hostelería española ha entrado en un escenario de dos velocidades. En el lado de los ganadores destacan, precisamente, las regiones con un turismo más competitivo, que arrojan un crecimiento superior al 10%. Una terna encabazada por Madrid, que aumentó un 12,9% sus ventas hosteleras respecto a abril de 2023, Baleares (+11,1%) y Canarias (10,1%). En un nivel algo más moderado se sitúa Cataluña gracias una subida del 7,1%, para directamente después encontrar a Cantabria (+1,1%), País Vasco (+0,7%) y Castilla-La Mancha (+0,3%) con un rendimiento plano.

A partir de ahí, el mapa se tiñe de un rojo generalizado, con Castilla y León (-15,5%), Galicia (-9,5%) y Andalucía (-5,2%) como regiones que se llevan la peor parte. Se trata de una situación que confirma la tesis de aquellos que vaticinan unos meses más desafiantes para la actividad hostelera. Y, lo que es más importante, anticipa una temporada veraniega marcada por la descompensación entre zonas muy tensionadas y otras con demanda muy baja. Ello en medio del debate sobre la turismofobia, que preocupa a un 79,4% de españoles que cree que se debe aliviar tanto los prejuicios como la saturación de algunos destinos vacacionales. Máxime ante las previsiones que hablan de la llegada de los 100 millones de turistas durante este año.
Voces autorizadas del sector evitan hablar de saturación, aunque abogan por un mayor equilibrio entre la oferta y demanda en hostelería. «De media no hay una saturación, pero si se coge un periodo concreto como el verano sí se alcanzan registros un poco excesivos», destaca en declaraciones a Sivarious David Martínez, director de Makro España y presidente del Comité Horeca de AECOC. «Se está trabajando a nivel sectorial para que el turismo no se concentre en el mismo punto y se desestacionalice».
Así, se está tratando de promover el turismo rural dentro de paquetes turísticos con el fin de descongestionar zonas en las que ya suenen avisos de sobreturismo, como Andalucía o Cataluña. «Hay que ir abriendo la oferta para que el turista pueda conocer todas las opciones», concluye Martínez.