El sector abre el melón de la rentabilidad en el delivery: «El servicio de puerta a puerta no puede ser gratis»

El sector abre el melón de la rentabilidad en el delivery: «El servicio de puerta a puerta no puede ser gratis»

miércoles 30 de noviembre del 2022 | 06:00

En el año de la cicatrización de la gran herida que ha supuesto el covid para la restauración, el delivery ha estabilizado su presencia en España. Tras los dos años de explosión y crecimiento experimentado por el modelo en pandemia, el mercado de comida online prevé cerrar el 2022 con unos ingresos de 1.120 millones de euros.

Así lo ha reconocido el director general de Just Eat en España, Patrik Bergareche, durante la presentación de la décima edición del Gastrómetro, el estudio que realiza la empresa sobre tendencias en delivery. Según avanzó, «será el primer año en el que el mercado de comida online va a ser más pequeño que el anterior». En concreto, lo hará con un descenso del 7% con respecto al 2021, cuando se alcanzaron los 1.140 millones.

En opinión del directivo, este frenazo obedece a un efecto de estabilización lógico tras el final de las restricciones a la movilidad. Especialmente con la reactivación de las salidas a restaurantes, ya que hay una parte de consumidores que prefiere la experiencia de acudir al establecimiento. «Hay una parte minoritaria de la demanda que se ha ido», razona Bergareche.

El sector espera un fuerte crecimiento en los próximos cinco años, hasta los 1.680 millones en 2027

Con todo, se trata de un hábito de consumo completamente instaurado. Tanto que el sector espera un fuerte crecimiento en los próximos cinco años, hasta los 1.680 millones en 2027. Sin ir más lejos, en 2023 podría alcanzar los 1.380 millones de euros. Ello sin contar el potencial de la alimentación a domicilio, cuyo mercado genera 4.000 millones de euros en nuestro país.

No obstante, el gran reto al que se enfrenta el sector del delivery en nuestro país es la rentabilidad. Pese al contexto favorable de consumo vivido, durante estos años se han fomentado ventas que, en muchos casos, no alcanzaban para cubrir costes. Los restaurantes llevan tiempo reconociendo dificultades para ganar dinero con el envío de comida a domicilio.

El punto de fricción entre restaurantes y plataformas se centra en las tarifas que cobran estas últimas, y que pueden oscilar entre el 20 y el 35 % del precio pagado por el consumidor. Aunque el problema no es nuevo, adquirió una nueva dimensión a raíz de que el delivery ganara peso como un canal de actividad más, hasta el punto de representar el 30% de las ventas para algunos negocios. Situación que afecta especialmente a la restauración independiente, cuya capacidad de negociación y de margen económico es menor.

«Ha sido un sector donde se han concentrado inversiones de grandes fondos y que han permitido la venta a pérdidas», manifestó Emilio Gallego, Secretario General de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, durante la presentación del Gastrómetro. Ahora bien, cree que los tipos de interés están aportando racionalidad a los costes.

Pese a las ofertas constantes, el sector reclama la importancia de cobrar por el servicio lo que realmente cuesta. «El cliente tendrá que entender que sea más caro que en sala, algo que entendemos perfectamente cuando hablamos de precios de hoteles o avión», destacó Gallego.

Esta última idea es compartida por Bergareche, para quien «poner en conjunto a un restaurante, una plataforma y un comensal es una proeza que tiene que tener un precio». Para Carlos Pérez Tenorio, presidente de Marcas de Restauración, «el modelo necesita una solución que sea rentable y práctica. El servicio de puerta a puerta no puede ser gratis».

“Teniendo en cuenta la situación que afecta al sector, como el aumento de costes de la energía y las materias primas, debemos poner la vista en proyectos que aumenten la competitividad de nuestro negocio incentivando el consumo», remarcó Gallego. Y si bien es cierto que las plataformas de envío a domicilio deben cumplir con parámetros muy exigentes que establece el propio consumidor, «también debe valorarlo adecuadamente para permitir que el sistema sea sostenible y continúe creciendo”, según Pérez Tenorio.

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