Peter Sisseck, del mito de Pingus a Jerez
Peter Sisseck nació en Copenhague en mayo de 1962, enólogo de renombre mundial, es conocido por ser el artífice del Dominio de Pingus, uno de los vinos más prestigiosos y caros de España. Su larga trayectoria en el mundo del vino es una mezcla de pasión familiar, dedicación y sobre todo una capacidad innata para innovar constantemente en este apasionante mundo ávido de novedades.
Este sujeto culto, simpático e inquieto, estuvo armado de mucha influencia vinícola gracias a su tío Peter Vindin-Diers, gran aventurero y enólogo, quien probó suerte en Sudáfrica antes de trasladarse a Burdeos, y establecerse en la famosa región francesa debido a la inestable política sudafricana. Allí se convirtió en propietario de Chânteau de Landiras y Domaine La Grave, casa en la que su sobrino Peter empieza su educación y pasión por el arte del vino. De hecho se licenció en Francia como ingeniero agrónomo y perfeccionó sus conocimientos y una visión más clara de que quería lograr.
En los años 90, Peter se traslada a España con la intención de adquirir experiencias en los viñedos para probar fortuna en California. Pero el destino tenía otros planes, al ser contratado como asesor de Bodega Hacienda Monasterio en Ribera del Duero, y termina enamorándose completamente de la región. La bodega al mando de Peter experimenta una transformación bastante significativa, y le permitió poner en marcha su proyecto más ambicioso: Dominio de Pingus. Rápidamente se convirtió en un fenómeno desde su lanzamiento. Su producción limitada y enfoque meticuloso de calidad, han hecho que Pingus se convierta en un objeto de deseo y alcance de unos pocos.
Solo algunas marcas evocan tanto prestigio como el Dominio de Pingus, un “manjar de reyes” con botellas que pueden alcanzar hasta 1400 euros. Esta expresión cobra sentido ya que Peter mantiene una estrecha amistad con el mismísimo monarca danés, el Rey Federico, quien ha llegado a visitar en varias ocasiones del Pueblo de Quintilla de Onésimo en Valladolid, donde se encuentra esta prestigiosa Bodega. Un dato curioso, el nombre “Pingus”, viene de que Peter fue apodado así en honor a un popular dibujo danés que representaba a un pingüino sin saber que más tarde se convertiría en la marca de su vino más famoso.
Y ahora, Jerez. En un nuevo reto explora ese mágico universo de los suelos de albariza y de sistema de criaderas y solera. El inefable danés ha buscado viñedos en los Pagos de Balbaína y Macharnudo, para ir gestando unos finos que también son objeto de culto para los iniciados. Las 10.000 botellas de Viña Corrales son automáticamente engullidas por el mercado.
La dedicación de Peter Sisseck y su capacidad para fusionar la tradición y la innovación llevan a lo más alto del podio a la industria vinícola española. Peter y su Dominio de Pingus son un símbolo de exclusividad, prestigio y excelencia.