El revolucionario de la tradición
Miguel Ángel de Gregorio nació en la localidad ciudarrealeña de Almodóvar del Campo, añada de 1964, en el seno de una familia de profunda tradición vinícola y olivarera. Desde muy pequeño, su destino estaba marcado por este universo. Con tan solo nueve meses de vida, su familia decide trasladarse a la Rioja, ya que su padre Don Nicolás de Gregorio consigue un puesto de trabajo como responsable del viñedo en la Bodega Marqués de Murrieta. Esta región, muy conocida por su producción vinícola, moldea a Miguel Ángel, y así comienza una bonita historia de amor por el vino, que le acompaña el resto de su vida.
Miguel creció rodeado de viñedos y barricas, desarrollando su pasión y entendimiento por el arte de hacer vinos, y ha acabado convirtiéndose en un privilegiado del sector. Vivió en una bodega hasta los 14 años. Esta infancia no solo le brindó conocimientos técnicos, sino también una apreciación cultural y emocional por el vino, que hoy en día él mismo se encarga de trasmitir a su hijo Miguel, perpetuando la tradición familiar.
Para este indomable elaborador,la diferencia entre un bodeguero y un viticultor radica en que el primero se encarga de la infraestructura y comercialización del vino, mientras que la gente del campo vive y cultiva la viña diariamente; aunque matiza que un verdadero bodeguero debería de ser también un viticultor, porque serlo da carácter.
La perspectiva sobre el mundo del vino para Miguel es un negocio a largo plazo
En el 95, después de dirigir Bodegas Breton y colocarla en el mapa vinícola de La Rioja, Miguel decide emprender su proyecto más personal. Nacía Finca Allende. Se sitúa en Briones, localidad de Rioja Alta, lugar que lo atrajo desde primer momento. Comenzó en una antiguabodega alquilada, para más tarde trasladarse a San Asencio. En 2002 cumplió sus sueños con la construcción de su bodega en el Palacio Ibarra, un edificio histórico de 1967 en su querida Briones.
Fincas Allende no es una simple bodega, es la manifestación de la filosofía y métodos revolucionarios que el heterodoxo y libre bodeguero ha desarrollado desde la década de los 90. Su enfoque combina respeto por la tradición con técnicas modernas. Algunas parcelas de la finca destacan por sus características excepcionales, y son el sustrato de algunas etiquetas ya míticas como Calvario o Mártires.
La perspectiva sobre el mundo del vino para Miguel es un negocio a largo plazo, impregnado de glamour y atrayendo a diversas personalidades, en el que defiende una viticultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente. La vendimia manual y la selección rigurosa de las mejores bayas y racimos en la bodega son prácticas fundamentales. Así opina que “cuando un vino es una obra de arte, su precio está justificado, comparándolo con un cuadro, que va más allá del costo de los materiales utilizados”.
En los últimos años, los vinos de Finca Allende han recibido numerosos premios. Entre ellos destaca el “Con”, al vino con la mejor relación calidad-precio, otorgado al vino blanco de Finca Nueva, una de sus creaciones más recientes. Actualmente este personaje único está enfocado en la expansión de su bodega y la exploración de nuevas técnicas.
También participa activamente en iniciativas en la comunidad de La Rioja, siempre muy comprometido para promover el turismo y apoyar a los viticultores locales. Su pasión por el vino y su profundo conocimiento del viñedo le han convertido en una figura clave en el panorama vitícola de ese territorio. En cada copa de vino de Finca Allende, se celebra la herencia, la dedicación y la visión de un hombre que vive entre cepas y sueños. Miguel Ángel de Gregorio, artista.