La potente gastronomía de una Tánger en pleno despegue
Si hay una ciudad ahora mismo de modo emergente en el Norte de África, sin duda es Tánger. Esa vibrante ciudad de más de dos millones y medio de habitantes, cargada de vitalidad, encarna un auténtico diálogo entre el gusto por la tradición magrebí y un despegue cultural y económico, que se refleja en una pujante cultura de buena vida. De tal suerte, hay restaurante de puro clasicismo árabe junto a casas de apertura contemporánea. Esta es nuestra lista favorita, aunque caben muchas más opciones de esta guía, porque en Tánger no se para.
Le Mirage
El auténtico sitio chic de la ciudad en un hotel para enamorar. Esa exclusiva ubicación, junto a las cuevas de Hércules, tiene un comedor de nivel internacional. La terraza donde puede almorzarse o cenar, es un verdadero balcón mágico frente al Atlántico. La excepcional vista, dejando a la izquierda la playa privada del Rey de Arabia Saudí, tiene el aliciente de una cocina afrancesada, caso del filet mignon; aunque también puede disfrutarse de unos buenos calamares, un atractivo tajine de pollo y verduras, y una elegante pastella de coquelet. De caché.
Hamadi
En pleno corazón de la Medina se encuentra esta casa, que se puede calificar como imprescindible para adentrarse en el canon de la gastronomía tradicional. Animado comedor, en el que también se disfruta de la música autóctona, y que es servido de manera sonriente. Los pinchos de pollo, cordero, kefta son de lo mejorcito que uno recuerda. Además, el cuscús y el tajine son deliciosos.
Restaurant L'Océan
En plena playa, con esas extensiones rubias y eternas propias de la zona, se encuentra este restaurante que nos recuerda a nuestros chiringuitos de lujo. Se trata de un auténtico temático del pescado. Pulpos, calamares, carpaccios náuticos, son rotundamente agradables y con las intensidades propias de las especias, cítricos y vinagre que caracterizan esta cocina. También, buenos pescados, en trancha o en piezas grandes. Interesante carta de vinos marroquíes.
Minzah Hotel
Si hay un hotel histórico en el imaginario tangerino, es éste. Su aire colonial y el legado de tantos políticos y actores como por allí han pasado, le mantienen vivo. Estupendo bufet a medio día, destacando un restaurante marroquí para cenar con ambientación musical y danzas, que tal vez sea el más elegante en esta vertiente gastronómica clásica magrebí. Excepcional cuscús y méchoui de cordero.
Villa Josephine
Uno de los sitios al que acudir con intenciones románticas o de delicadeza en el trato. Es una exclusiva Villa con solo 10 habitaciones donde disfrutar además de una cocina de estupenda factura gala. Es junto al El Mirage, el destino para las escapadas frente al mar y el tiempo detenido. Hablan de un desayuno para encandilar.
Ô Saveur
En este bonito restaurante puede encontrarse una perfecta fusión entre la cocina mediterránea y los fondos de las salsas francesas, de lo cual es estupendo ejemplo el rodaballo con beurre blanc. Interesante propuesta de vinos, buenas ensaladas y un rico magret de pato. Equilibrada repostería autóctona.
El Morocco Club
Tal vez el sitio en el que Bogart se hubiera tomado una copa tras otra. Además, en ese club genuino cargado de sabor, también puede cenarse una carta que juega los equilibrios tan propios de este mundo tangerino, pues combina algunos platos tradicionales con guiños a un inevitable publico internacional.
El Dorado
Desde su sugerente terraza, uno reflexiona sobre el presente y futuro de una cocina llamada a grandes cotas. Sobresale el aire mediterráneo, y el trato del pescado que cada vez mejor se ejecuta en esta ciudad. Sardinas, gambas, salmonetes, pargos y ricas piezas a la brasa. Buenos pinchitos y mejores dulces.
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