Los restaurantes y bares para vivir la Feria de Abril en Sevilla

Una de las pistas para lo que conocen los entresijos sevillanos es este lugar de escondite, detrás de una tienda de ultramarinos y excelente embutido. En la trastienda reina Emilio, en una insólita barra donde este poeta de la vida, uno de los legatarios de la memoria sevillana, despacha cerveza, vinos y todo tipo de gustosas tapas, y montaditos para el que quiera saber como se vive de otra manera disfrutando en tan insólito lugar. La vida es un rato en el bar y ya está.

Seguramente es el lugar por el que pasa el “todo Sevilla”. Emblemático lugar donde tiene su despacho el no menos célebre Cónsul de Turquía, Manuel Moreno. Desde la originaria bodeguita de la calle Zaragoza, se ha mantenido una manera muy autóctona de servir, de tapear y de seducir a los de la casa y a los forasteros, con una buena papa aliñá, cortes chacineros, pescaítos fritos, y un montón de pellizquitos andaluces. Imprescindible para vivir en sevillano.

Esta taberna sevillana de origen sanluqueño es uno de los reductos de felicidad indiscutible. Solo por su sopa de galeras, quizá la mejor de toda España, merecería obligada visita. Además, se fríe bien el pescado, se corta bien el jamón, hay guisitos y la atención es excelente. El bullicio es siempre justo y necesario. Y si alguno quiere sentarse en mesa, hay fiesta segura. Los aires marineros a la vera de la Catedral.

La revelación gastronómica de la ciudad. Espacio recoleto donde se apuesta por una cocina de inspiración y con personalidad. Productos de Kilometro 0 para unas elaboraciones muy imaginativas. Es ideal comer en la barra con taburete, y dejarse aconsejar igualmente por el buen apartado de vinos generosos y franceses. Jesús León en la cocina, y la sumiller Fátima Villanueva son la pareja de moda gastro de Sevilla.

Seguramente la mejor referencia de nivel de la ciudad. La cocinera Camila Ferraro ejecuta una cocina de mucha raíz andaluza, pero con un conocimiento técnico internacional que concede mucha gustosidad a sus platas. Ensaladilla de mojama, langostinos con chicharrones, corvina a la brasa en su punto. Son algunos de los alicientes de un bonito restaurante en el Porvenir que
además cuenta con una estupenda sala y una bodega de nivelazo gracias a Robert Tetas. Imprescindible.

Junto a la concurrida y siempre bulliciosa Plaza de la Alfalfa, existe una cervecería con inefables aromas marineros. Lugar ideal para un amplio público que busca la cerveza como le gusta a los sevillanos, muy helada, junto a buen pescado fresco que se fríe con mimo. Bocaditos como los mejillones en escabeche son algunos de los alicientes de esta casa de atractivo precio y servicio
con garbo.

Uno de los sitios de moda de la capital hispalense. Enclavado en el antiguo Faro de Triana, tiene una posición de privilegio para disfrutar de la ciudad. Auténtico lugar de ambiente, que se extiende por las dos terrazas que tienen una vista insuperable. Es uno de eso restaurante donde lo mejor es comer algo rico sin pretensiones, beber a discreción, y pasártelo bomba. Suele haber famoseo.

El lugar del toreo sin duda. Muy cerquita del Hotel Colón se encuentra este establecimiento que parece una barra inmensa. Comandada por el singular y entrañable Mariano, amigo de todo en mundo, extiende su rico tapeo, su buena ensaladilla, sus inevitables brazos sanluqueños, a cualquier mesa o rincón de este acogedor cenáculo. Nosotros preferimos sus grandiosos riñones al Jerez. Y el pescaíto frito, por supuesto.

El mejor destino del barrio de Santa Cruz. Bar de toda la vida, que antes fue ultramarinos, y que tiene todo el sabor de la taberna andaluza. La barra es de museo, al igual que toda la iconografía que viste un tapeo de muchísima calidad. Chacinas de nivel, espinacas con garbanzos, muchos vinos, y un ambiente de grandísima calidez. Y además lo regenta nuestro querido amigo Luis Sánchez.