Sushita afina su posicionamiento estratégico con un nuevo local en el ‘Beverly Hills’ madrileño
Después de la idea, la ubicación lo es todo en restauración. Incluso para una marca como Sushita, que nació siendo una empresa de reparto a domicilio allá por 1999. En estos 24 años, ha pasado de pionera en servir bandejas de sushi a contar con una presencia muy trabajada en Madrid, con siete restaurantes en su haber y un octavo en ciernes.
En su búsqueda de ubicaciones premium, Sushita ha seleccionado el exclusivo Valdemarín para instalar el nuevo restaurante de la cadena. Conocido como el Beverly Hills madrileño, el barrio se ha convertido en en un destino del buen comer para vecinos de Aravaca, pero también de Pozuelo, Majadahona, Las Rozas o el propio Madrid. Ejemplo de ello es la presencia de Barbillón, El Kiosko o Kököchin, del grupo Mandarín.
Sushita aterrizará con una apuesta fiel a su concepto de cocina japonesa con platos nacionales reinventados y platos internacionales del sudeste asiático. La apertura, prevista para estas próximas semanas, confirma el momento expansivo de la enseña capitaneada por Sandra Segimón, a principios de julio aterrizaba en la Moraleja Green.
Convertida en una referencia culinaria y empresarial, Sushita abrió su primer café en 2014 y desde entonces defiende la personalidad y diferencia en cada uno de sus locales. Su estrategia de crecimiento pasa por cubrir toda la demanda de Madrid antes de buscar nuevas localizaciones en restauración, negocio que convive con la presencia en grandes superficies.
Con una facturación de 16,3 millones de euros en 2021, último ejercicio del que se disponen datos económicos, el objetivo de Sushita es superar la barrera de los 20 millones. Ello tas registrar crecimientos anuales del 10% y reforzar patas del negocio como el delivery durante la pandemia.