Gastronómicamente, Madrid puede considerarse una colonia mexicana pese a los 9.000 kilómetros de distancia que median entre ambos puntos geográficos. Dentro de lo grande que es la capital española, sorprende comprobar la enorme presencia de este tipo de comida, con más de 125 restaurantes especializados.

Ante tamaña oferta, la diferencia la marcan aquellos locales con verdadero arraigo en México, condición de la que pueden presumir sin rubor en Canijo Taquería. Detrás de este interesante proyecto, abierto en la calma del verano matritense, se encuentran Gabriela Amozurrutia y Álvaro Guerrero, una pareja mexicana de pro decidida a ofrecer un poquito de cultura y gastronomía azteca a su ciudad de acogida.

Pequeño pero con encanto, en su local del Paseo de la Castellana se impone la autenticidad como consigna. Desde el cuidado con el que seleccionan los ingredientes a la pasión con la que preparan los platos. De ello se encarga Sara Herrera, chef con estirpe y embajadora de la cocina mexicana, quien no ha dudado en volcarse en el proyecto de Canijo tras dirigir los fogones de Tepic y Bakan.

«Sara nos ha acompañado desde el principio del proyecto», relata Gabriela. «La idea del local quizás se trabajó con una agencia en México, pero el corazón del Canijo, que es el producto y la carta, son de Sara». Empezó asesorando en la propuesta y más tarde optó por ponerse al frente de la cocina.

Sara Herrera despliega todo su buen hacer para poner en valor el plato más icónico de la cocina mexicana

Reconocida como una de las mejores chefs en España, en Canijo despliega toda su experiencia y buen hacer para poner en valor el icono de la cocina mexicana, junto a otro tipo de elaboraciones. «Lo principal son los tacos, pero también hacemos platos muy tradicionales como sopas, cremas, aguachiles o ceviches», declara en conversaciones con Sivarious. Como defensora del recetario que aprendió en su Puebla natal, ha creado una carta con la tradición más auténtica.

«Buscamos transmitir el sabor original con el que los tacos, las enchiladas, los chilaquiles y un buen guacamole es preparado en casa. Usamos las recetas originales que han pasado de generación en generación desde épocas prehispánicas, como en el caso del Mole», indican desde el Canijo en relación con su propósito de servir como casa de acogida para todos los amantes del sabor azteca.

Aunque Vicente Fernández cantaba que «como México no hay dos», esta taquería conseguir ser una fiel representación de los sabores al otro lado del Atlántico. Credenciales que no pasan desapercibidas. Desde luego no para un público cada vez más numeroso y recurrente, pero tampoco para la Casa de México, que a los tres meses de abrir Canijo sus puertas consideró otorgarle el Sello Copil, un reconocimiento a la excelencia en la auténtica gastronomía mexicana en España. Solo cuarenta restaurantes gozan de este distintivo.

Ante su popularidad creciente, la taquería se estrena este próximo 10 de noviembre con su servicio de cenas, ya que hasta ahora concentraban su actividad en las comidas y brunchs. También han empezado a reservar el espacio del restaurante para eventos privados.