Grosso Napoletano pertrecha su directiva para doblar tamaño en España
Todo lo que tiene de simple el producto, lo tiene de profesional la marca. Mientras fondos de inversión persisten en tener a Grosso Napoletano bajo el foco de su interés, la compañía acaba de abrir su cúpula directiva haciendo hueco a dos nuevos perfiles. El objetivo es reforzar los mimbres necesarios para llevar a cabo sus planes de crecimiento.
Según ha informado Grosso Napoletano, recientemente se han incorporado al comité de dirección Pablo Ortega y Javier Collado. Ambos son gente de la casa, vinculados a la marca desde hace años y con experiencia en el desempeño de distintas responsabilidades.
Por un lado, Pablo Ortega es el nuevo Chief Operating Officer. Tras empezar vistiendo el rojo de Grosso como director de un restaurante en 2019, será el responsable de asegurar la correcta ejecución y supervisión de los estándares del modelo operativo y desarrollando los equipos de OPS a través del trabajo de los Area Managers.
Ambos aportarán su visión del negocio a la los cofundadores de Grosso Napoletano
Por su parte, Javier Collado Díaz ha sido promocionado al puesto de Chief Supply Chain Officer. Desde esta posición, coordinará y supervisará el trabajo de todo el equipo de compras, producción y logística. Tanto en las oficinas centrales de Madrid, como en todos los centros de producción desplegados por gran parte del territorio nacional. Su carrera en Grosso comenzó en 2018, ya como encargado de gestionar y organizar todas las actividades del área.
Ambos aportarán su visión del negocio a la los cofundadores de Grosso Napoletano: Hugo Rodríguez de Prada, Jorge Blas y Bruno González. «Estos movimientos apoyarán el éxito del plan de expansón de los próximos años», señalan desde la enseña. A corto plazo, el objetivo es alcanzar las 50 unidades en la Península Ibérica para finales de 2023, lo que implica duplicar su red de locales durante este año.
De cara a 2024, Grosso Napoletano se plantea dar el salto al vecino Portugal, lo que abriría la puerta a la búsqueda de compañeros de viaje que apoyen el crecimiento internacional de la marca. Y es que, en su reto de alcanzar los 100 establecimientos para 2025, la asociación con capital privado se entiende como una cuestión de tiempo.
A día de hoy, la apertura de cada restaurante se lleva a cabo con recursos propios. Con una estructura de costes fija y una facturación media de 1,2 millones anuales por local, la rentabilidad suele alcanzarse a partir del segundo año. La compañía cerró el 2022 con una facturación alrededor de 23 millones de euros, prácticamente el doble que los 13 millones de 2021.