El imperio de la familia Roca se consolida tras el invierno del Covid
En lo más duro de la pandemia llegaron a cuestionarse el futuro de los restaurantes en la sociedad. Dudas que pronto se disiparon y dieron paso a una cadena de proyectos, a cada cual más particular. Quizás el más importante de todos ellos fue el compromiso de mantener abierto El Celler de Can Roca al menos otros diez años. Una decisión personal de los tres hermanos Roca, motivados con seguir rindiendo al máximo nivel, a sabiendas de que es la única manera de garantizar la sostenibilidad económica de un restaurante como el suyo.
A todas luces, El Celler representa el punto de partida del universo Roca. A punto de cumplir 36 años desde que abriera junto a Can Roca, la modesta casa de comidas de sus padres, supone un importante actor económico para la zona. Ya sea por el turismo que genera o por los cerca de 90 puestos de trabajo en nómina. Como sea, la orfebrería gastronómica desarrollada durante todo este tiempo le ha valido un puesto vitalicio en Best of the Best, además de servir como germén para el ramillete de negocios que ha ido alumbrando la familia.
A día de hoy, los Roca cuentan con una decena de negocios al margen de su triestrellado espacio de alta cocina. Uno de los más recientes es el restaurante Normal, que abrió sus puertas en julio de 2021 en el centro histórico de Girona. La idea gira alrededor de la cocina tradicional y, según el propio Joan Roca, se puede replicar en otro lugar. Al igual que Mas Marroch, que surgió en junio de 2020, o Can Roca. En febrero de ese mismo año, justo antes de estallar la pandemia, la saga aumentó con Casa Cacao.
El grupo de los Roca concentra el grueso de su negocio en España (11,7 millones de euros)
Para este último proyecto, que suma un hotel y un obrador de chocolate con una zona de degustación independiente, hay planes de abrir un corner en Riad. Por ahora, acaban de llegar a Houston con Rocambolesc, la heladería de Jordi Roca y Ale Rivas con presencia en Barcelona y Madrid.
En el caso de todos estos conceptos, Girona sirve como centro de desarrollo donde perfeccionarlos antes de su expansión. Estrategia en la que se enmarca Roca Sant Julià, un proyecto que ira cogiendo forma paulatinamente y que contará con un Hotel, restaurante, destilería Esperit Roca, espacio para eventos y proyectos audiovisuales gastronómicos en distintos espacios del castillo.
Si bien las fechas de lanzamiento parecen haberse concentrado en los dos últimos años, la maduración de todas las ideas ha llevado su tiempo. Como fuere, todos estos negocios hosteleros están en el camino de la consolidación, según destacan desde el grupo familiar. Así lo demuestran las cuentas de Jorofon, sociedad que engloba la actividad empresarial de la familia Roca, que alcanzó una facturación de 12,2 millones de euros en 2021.
Si bien fue un ejercicio más cercano a una incipiente recuperación que a lo boyante, este volumen de negocio mejoró significativamente los 7,4 millones de 2020. Asimismo, prácticamente suponía igualar el techo de 12,3 millones alcanzado en 2019 y acercar a la empresa al equilibrio presupuestario, con un déficit de 191.431 euros. Las pérdidas alcanzaron el millón de euros durante el primer año de pandemia, cuando nunca antes habían cerrado en negativo.
Con un total de 196 personas empleadas, el gasto en personal se disparó hasta los 5 millones de euros. No obstante, el grupo hostelero presenta un balance libre de deudas y concentra el grueso de su negocio en España (11,7 millones de euros). Poco a poco, el mercado exterior va ganando peso en el conjunto de la actividad, con 426.156 euros generados en 2021. De cara al nuevo año, el gran reto pasa por gestionar la rentabilidad de este mix de negocios dentro de un proceso de adaptación constante.