El cerco se estrecha sobre Burro Canaglia y Facua pide sancionar a los restaurantes con plantas inflamables
Facua-Consumidores en Acción pide a los Ayuntamientos que sancionen a los restaurantes decorados con plantas artificiales inflamables, como las del reciente establecimiento de Burro Canaglia incendiado en Madrid el pasado viernes 21 de abril. Un suceso que ha llevado a la Comunidad de Madrid a crear una mesa técnica de cara a modificar la actual normativa de seguridad.
Tras la petición de la asociación a nueve ayuntamientos este lunes 24, son ya cinco los consistorios que han anunciado inspecciones en los restaurantes de la cadena Burro Canaglia: se trata de Bilbao, que ya la ha realizado, Santander, Alicante, y los municipios alicantinos de Campello y San Vicente del Raspeig.
Facua aún está a la espera de conocer si se van a llevar a cabo actuaciones inspectoras en Fuengirola, Huelva, Cuenca y Sevilla, donde la cadena tiene su sede central y cinco locales.
En este sentido, la asociación advierte de que distintos establecimientos de la cadena de restaurantes han anunciado la retirada de las plantas que decoran las paredes y techo de sus locales, por lo que resulta fundamental que los ayuntamientos verifiquen si estas eran o no ignífugas antes de que se produzca el desmantelamiento.
Facua señala que contar con revestimientos no ignífugos vulnera el Código Técnico de la Edificación. En concreto, esta normativa señala en su Documento Básico sobre Seguridad en caso de incendio, que los revestimientos de techos y paredes de las zonas ocupables de los locales públicos -las zonas de permanencia de personas- deben tener una contribución limitada al fuego y una producción media de humo, además de no producir gotas o partículas que se desprendan. Así se indica en el apartado 4 de la Sección SI 1 del citado Documento.
El Documento también regula una serie de condiciones para los elementos decorativos y de mobiliario de los edificios y establecimientos de pública concurrencia. En el caso de los elementos textiles suspendidos, señala que tendrán que cumplir las condiciones de resistencia al fuego establecidas en la norma UNE-EN 13773:2003.
Incendio en Madrid
Las causas del incendio de Madrid se están investigando, pero las llamas se propagaron con rapidez por el techo y paredes del establecimiento, por lo que podría darse la circunstancia de que estuvieran elaboradas con materiales inflamables. Según varios testigos, el fuego se originó cuando un camarero flameó con un soplete un postre, lo que provocó una llama que alcanzó el techo, tras lo que el fuego se extendió rápidamente por todo el local.
De acuerdo con la información publicada por varios medios, las plantas que llenaban el techo del Burro Canaglia de Madrid fueron instaladas en el local por la empresa de floristería sevillana Flor Jifran ya antes de su inauguración.
Irregularidades
Facua advirtió este lunes de que la cocina de la franquicia madrileña de Burro Canaglia no se ajustaba a las características de la que aparecía en la licencia de cocina con la que contaba desde 1997 la cervecería ubicada anteriormente en el local.
Según el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, el Ayuntamiento tuvo registro de un «cambio de titularidad en la licencia» cuando el recinto pasó a sus actuales propietarios, pero «no se comunicaron más actuaciones» como los cambios en el equipamiento de la cocina, la reforma del local y la implantación de una nueva decoración con plantas artificiales o preservadas.
Los establecimientos de esta cadena sevillana cuentan con horno de piedra y parrilla con brasas. El documento con la licencia de hace 26 años que el Ayuntamiento de Madrid ha distribuido a varios medios recoge solo una «cocina equipada con 4 fuegos y plancha, de funcionamiento a gas butano», «1 horno eléctrico de convección de 8 kW» y «1 fermentadora de 2 kW».
Con independencia de esa licencia de 1997, en su censo de locales y actividades el Ayuntamiento tiene asociado al restaurante Burro Canaglia de Madrid al epígrafe 563005. Es el correspondiente a la actividad de «bar sin cocina». Así ha podido verificarlo Facua en hasta tres webs distintas dentro del portal municipal. El epígrafe en el que está clasificado un establecimiento condiciona el tipo y periodicidad de las inspecciones que le realiza el consistorio.
Se da la circunstancia de que el establecimiento incendiado fue objeto de dos inspecciones alimentarias en 2022, los días 1 de abril y el 26 de mayo. FACUA comprobado en el portal de datos abiertos del Ayuntamiento que en la información relativa a esas dos visitas de los inspectores consta que se trataba de un «bar sin cocina».
Facua considera que, una vez que las inspecciones alimentarias constataron que el establecimiento desarrollaba una actividad de restaurante y no de bar sin cocina, el Ayuntamiento debería haber aclarado el origen de la incongruencia. De haber sido responsabilidad de la empresa propietaria, la asociación considera que lo razonable hubiera sido decretar la paralización de su actividad hasta que se produjese la debida subsanación.