El Carpe Diem de la hostelería entra en una nueva fase más madura de ciclo, pero igual de optimista. Atrás quedan los temores a que los precios frenen las ganas de consumo, aunque se da por descontada la influencia directa que tiene el contexto inflacionista. El sector hostelero es uno de los que esperan mejores expectativas para 2023, con una previsión de crecimiento anual de entre el 5 y el 7%.

«La valoración es positiva en nuestras percepciones de clientes y evolución de la actividad», explicaba semanas atrás el secretario general de la patronal Hostelería de España, Emilio Gallego. Abona esta impresión el hecho de que la actividad de hostelería espere un importante aumento en la contratación de personal, si bien la falta de trabajadores obliga a subir precios para pagar mejores salarios.

Según datos de Iberinform, el 31% de las empresas de hostelería esperan crecimientos de sus plantillas durante este año. Por contra, el 66% se plantea mantener su fuerza laboral con respecto a 2022, mientras que apenas un 3% la reducirá. Sin ir más lejos, las previsiones apuntan a la generación de alrededor de 85.000 contratos en España en sectores como transportes de viajeros, hostelería y entretenimiento durante la Semana Santa.

El 31% de las empresas del sector espera crecimientos de sus plantillas durante este año

A pesar de estas buenas sensaciones, la realidad es que los problemas para atraer talento están siendo especialmente pronunciados en la industria. De acuerdo con la última encuesta del Banco de España, referida a la actividad del primer trimestre de 2023, el 52% de las empresas hosteleras declaran verse afectadas por la falta de atractivo del sector, lo que supone el contrapunto a la buena tendencia del consumo.

Ante esta situación, la institución alerta que es en hostelería y construcción donde se observan mayores expectativas de aumentos de precios en un horizonte de un año. De media, ambas ramas planean revisar un 0,6% al alza el importe de sus servicios como remedio para contar con más recursos de contratación, porcentaje que triplica la subida prevista en materia de costes.

Con la inflación de la hostelería instalada en el entorno del 8%, se espera que los nuevos picos se registren durante la Semana Santa, principalmente en aquellas localizaciones que atraen más turismo. Por segmentos, el alojamiento plantea mayores subidas tras incrementarse un 12,2% sólo en febrero. A este respecto, los últimos datos del INE ponen de manifiesto crecimientos por encima de la media en determinadas comunidades autónomas, incluso por encima del 15%. En cambio, la restauración permanece estabilizada en el 7,5%, con incrementos del 10% en algunas regiones.

Este nuevo giro de guión coincide con un replanteamiento estratégico de la restauración organizada. «El gran desafío es conseguir subir el precio sin subir sin que impacte sobre el tráfico o visitas a los establecimientos», aseguraba en el marco del último HIP Alejandro Hermo, vicepresidente de la Asociación Marcas de Restauración, así como director financiero y de estrategia de McDonald´s España. Un planteamiento que gana enteros a la luz de que ocho de cada diez consumidores esperan nuevas subidas de precios en restauración durante este año.

Así pues, teóricamente la hostelería se aboca a realizar un nuevo esfuerzo económico para cubrir sus necesidades laborales. Ello aun cuando las previsiones apuntaban a una congelación salarial. En un reciente estudio de la consultora Michael Page, se indicaba que «los rangos salariales se mantienen similares a la época pre-pandemia, cuando se empezaba a notar un ligero repunte en ciertos perfiles». Aunque era pronto para definir la evolución salarial, en un principio se daba por suficiente la subida afrontada el pasado verano para evitar rotaciones en plena temporada alta.