Albóndigas en salsa

Albóndigas en salsa
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  • Esta receta contiene Gluten
  • Esta receta contiene Huevos
Tiempo de Preparación
50 minutos
Número de Raciones
3 personas
Categoría de la receta

Ingredientes:

Hoy vamos a hacer un plato de toda la vida, de esos de toma pan y moja: unas albóndigas en salsa.

Aunque es un plato tradicional, hay multitud de variantes. En cada casa se cocina de diferente manera. Nosotros vamos a utilizar carne de cerdo y ternera, mezclada, para que las albóndigas queden más jugosas. Se pueden hacer también solo de ternera si os gusta más, pero la carne quedará algo más seca. Esa elección os la dejamos a vosotros. También las podemos hacer de pescado, ¡el resultado el bestial! Si te gustan las albóndigas no puedes dejar de probar nuestras albóndigas de pescado. ¡Y haz que los más peques disfruten comiendo pescado!

En esta ocasión prepararemos la salsa con zanahorias, cebolla y guisantes, pero se pueden hacer con la salsa que más guste en casa. Os dejamos nuestra exquisita receta de albóndigas al curry que no os podéis perder.

Podemos acompañar esta receta con un fácil cuscús, con una receta de gratin dauphinois, unas patatas gajo, o con alguna verdura a la plancha, o con la auténtica ratatouille, o con unas deliciosas judías verdes con gulas.

Cómo hacer albóndigas en salsa:

  1. Primero vamos a formar nuestras albóndigas. Para ello, batimos un huevo en un bol y le incorporamos la carne de cerdo y la de ternera. ¡Acordaros de pedirle al carnicero que os pique dos veces la carne!
  2. Añadimos sal, pimienta, perejil y un poco de pan rallado.
  3. Mezclamos todos los ingredientes hasta que no veamos rastro del huevo y queden todo bien integrado. Debe quedar una masa uniforme.
  4. Una vez la tengamos lista empezaremos a dar forma a las albóndigas. Cogemos un poco de carne con las mano limpias, y les vamos dando forma redonda. Recomendamos no hacerlas muy grandes, intentad que salgan de un sólo bocado.
  5. Seguidamente, enharinamos las albóndigas, y reservamos.
  6. Cogemos una olla grande y le echamos 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
  7. Ponemos a fuego medio/fuerte y una vez esté caliente vertemos las albóndigas.
  8. Las haremos unos 3 minutos, para sellarlas bien por fuera. Las sacamos y reservamos.
  9. En ese mismo aceite sofreiremos todas las verduras para la salsa. Pelamos y cortamos los ajos, las zanahorias y la cebolla.
  10. Echaremos primero los dientes de ajo ¡sin raíz!. Cuando empiecen a tomar color, vertemos la zanahoria y la cebolla. Salpimentamos a gusto de cada uno, y removemos.
  11. Sofreímos las verduritas, y una vez estén en su punto le agregamos los guisantes, mezclaremos, y vertemos las albóndigas.
  12. Cogemos un vasito de caldo de pollo caliente, y le echamos unas hebras de azafrán, dejamos reposar de 5 a 10 minutos. De esta manera conseguiremos que el azafrán aporte todo su color, y sabor.
  13. Pasado el tiempo añadimos el vaso con el azafrán, y dejamos un par de minutitos para que coja sabor.
  14. Seguidamente añadimos el resto de caldo de pollo. Las albóndigas han de quedar casi cubiertas del todo. Dejamos cocer a fuego medio unos 20 minutos.
  15. Mientras, pelamos las patatas y las cortamos en daditos pequeños.
  16. En otra sartén, echamos abundante aceite de girasol y freímos las patatas a fuego fuerte. Después las reservamos, en un plato con papel absorbente, para quitar el exceso de aceite.
  17. Nuestro guiso ya debería estar listo para servir. Si la salsa ha quedado muy líquida, servimos las albóndigas, y pasamos la salsa por la batidora. Queremos que esté cremosa y densa.
  18. Mezclamos las patatas en la salsa y servimos sobre las albóndigas.

¡Listo! ¡Ya tenemos nuestras albóndigas en salsa! ¡Un plato tradicional para chuparse los dedos!

Curiosidades sobre el origen de las albóndigas:

Las albóndigas en salsa son un plato de origen árabe, que pasó a ser parte de nuestro recetario después de la ocupación árabe de Andalucía, en la Edad media.

“Al-búnduga” o “al-bunduqa” significa avellana en árabe. Haciendo referencia a su forma, que en un primer momento debía de ser más pequeña. No era un plato de cocina popular, sino más bien de clase alta.

Se han encontrado algunas referencias de platos similares a este ya en el Imperio Romano.

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