
Paco Patón, maestro de sala y embajador del buen servicio
En el vibrante y competitivo mundo de la hostelería, Paco Patón ha sabido ocupar un lugar destacado, y no desde la cocina como normalmente suelen
destacar, sino desde la sala. A lo largo de más de cuatro décadas de trayectoria, ha demostrado que la hospitalidad puede ser ley. Desde sus inicios humildes hasta llegar a los restaurantes y hoteles más exclusivos de Madrid, Patón ha dedicado su vida a dignificar el trabajo de camarero, elevando esta profesión a un arte lleno de detalles y matices. Su enfoque innovador y su pasión por el contacto directo con los clientes, le han convertido en un referente indiscutible en el mundo de la hostelería, creando magia y cercanía.
Patón nació en Madrid en el año 1967, vallecano de pura cepa. Su primer contacto con la hostelería se produjo al principio de los años 80, época complicada ya que escaseaba el trabajo. Con apenas 14 añitos, Paquito comenzó a trabajar en un restaurante italiano Darenzo fregando platos. Su siguiente estación fue el Frontón II, y aquel ambiente de luces y sombras descubre su verdadera vocación, y poco a poco fue ascendiendo hasta llegar a desempeñar roles mucho más complejos.
Para un joven vallecano de origen humilde y castizo, trabajar en un restaurante donde las estrellas del cine y la televisión cenaban a menudo, era como estar creando su propia película. Experiencia que le motivó soñar a lo grande, y así apasionarse cada día más por el mundo de la hostelería. Tras años aprendiendo en la ciudad que lo vio nacer, Paco decide viajar a Suiza para seguir formándose, lo que le permitió perfeccionar sus habilidades y manejar otros estilos de servicio a nivel ya internacional, toda
una maestría.
Paco regresó a Madrid con más experiencia y una firme decisión, elevar el oficio del camarero. Con 21 años se abrió camino en los mejores restaurantes como La Trovata (recomendado por José Jiménez Blas de Zalacaín) y Paradís, lugares donde la política y la élite empresarial se daba cita. Este artista no veía diferencia entre un cliente y otro, el trato especial era el mismo para todos. Para él, lo importante era ofrecer un servicio impecable, con esa sonrisa que es el alma de cualquier restaurante.
Este entorno donde se movía le permitió con personalidades influyentes, y aprendió a manejarse con soltura y discreción, dos habilidades esenciales para el éxito en sala. Desde entonces, no dejó de aprender viajando por en mundo y acumulando experiencias que le convertirían en el profesional excepcional que es hoy en día.
Según Paco, la profesión no recibe el respeto que se merece, y ha luchado por esa percepción
El reconocimiento por su labor llegó en 2003 con el premio nacional de Gastronomía al Mejor Director de Sala, galardón que consolidó su reputación y subrayó la importancia del servicio gastronómico de alto nivel. Dirigió el servicio de sala en prestigioso Hotel Urban de Madrid. Allí su enfoque rompió con los esquemas tradicionales de la alta restauración. Eliminó manteles y permitió que los camareros llevaran tatuajes, algo impensable en aquel momento. Patón demostró que el servicio podía ser moderno y fresco sin perder la elegancia y el respeto por el cliente, época dura y divertida a la vez con horas y horas de trabajo a sus espaldas.
A pesar del éxito en hoteles y restaurantes de lujo, Paco sentía la necesidad de regresar a sus raíces. En el 2021 decide emprender su propio proyecto y se lanza con La Fonda de la Confianza, un restaurante en el Barrio de Chamartín. Espacio íntimo y cercano donde le permitió volver al contacto directo con los clientes, ofreciendo un servicio personalizado y de calidad. En la Fonda, Paco disfruta lo que mejor sabe hacer, cortar jamón en las mesas, preparar crepes y recomendar vinos, siempre con una sonrisa y atención al detalle impecable. Este proyecto personal representa su regreso a la esencia de la hostelería, alejado de las presiones del lujo extremo.
A lo largo de su carrera, Patón ha sido un defensor de la profesión de camarero. Para él, un camarero es mucho más que alguien que lleve los platos, debe poseer habilidades psicológicas para tratar con cada uno de los clientes y una verdadera vocación por el servicio. Según Paco, la profesión no recibe el respeto que se merece, y ha luchado por esa percepción. Con más de cuarenta años de trayectoria, Paco Patón ha dejado una huella imborrable en la hostelería española, ha devuelto el brillo a una profesión
que, durante años, no recibió el reconocimiento que se merece. Su capacidad para innovar, su amor por el detalle y su pasión por el trato humano lo han convertido en un icono del servicio de sala. Desde La fonda de La Confianza, sigue demostrando que la verdadera esencia de la hostelería radica en la satisfacción del cliente. Para Paco, maestro del servicio impecable, el verdadero éxito está en “Servir y hacer felices a los demás”.