Andrés Sánchez Magro

Con la muerte de Lorenzo Díaz se apaga la luz de uno de las más importantes plumas dedicadas a lo culinario en nuestro país. El eterno manchego, hijo de guardia civil, quien recaló en los Madriles para convertirse en una de las miradas lúcidas para contar lo entresijos de lo cocina y sus mandileros.

Sociólogo, siempre ha observado el hecho gastronómico con ese sesgo. Progre de los de antes, armado con una sólida formación literaria e intelectual, ha escrito decenas de libros indagando en lo popular. Célebre autor de “La cocina del Quijote”, reivindicador de las tabernas madrileñas, es una fuente inagotable para los que hemos disfrutado de su magisterio y amistad. Porque su entrañable bonhomía nos ha regalado su ingenio, su mirada irónica, y la complicidad que nos hacía siempre más grandes por estar en su compañía.

Fue un reivindicador de las tabernas madrileñas

Comunicador sin cursilerías, ha sido un activista de la radio durante décadas, con una inteligencia y un sentido del humor bastante infrecuente en la actualidad. Comistrón y bebistrón, eterno paseante, tendrá lugar de primera en cualquier barra celestial donde ahora mismo esté dándole al morapio y creando sanedrín de partidarios. Mítico, más que mítico como le llamó Pepe Ribagorda, nos deja a los gastrónomos españoles con una orfandad irreparable. ¡Va por ti, maestro!.