Su inauguración fue como una fiesta del Gran Gatsby. Nada hacía presagiar que no fuera ser igual cada tarde: encuentros donde se daba cita lo más granado de la parroquia madrileña con la alta gastronomía como protagonista. Sin embargo, la llegada de un invitado inesperado hizo que todo se torciera. El coronavirus obligó a bajar el telón Platea Madrid, no una sino dos veces, sumiendo al espacio culinario en una crisis que obligó a replantear su modelo.

Tras constatar que su principal vía de ingresos procedía del turismo, la dirección del establecimiento ubicado en la madrileña Plaza de Colón optó por una explotación mixta. Así, desde octubre de 2021 se da una prioridad absoluta a la organización de eventos durante la semana laboral y una apertura gradual al público general en fines de semana. Sistema que irá evolucionando con el tiempo, pero se espera que permita enderezar sus cuentas.

Según el último informe de cuentas depositado ante el Registro Mercantil, Platea Madrid facturó 915.879 euros durante los escasos tres meses que estuvo abierto en 2021. Aunque esta cifra es significativamente menor a los 2,2 millones registrados en 2020, los administradores de la sociedad consideran que debido a la situación atravesada, las magnitudes de un año a otro no son comparables.

Al cierre de 2021 presentaba un fondo de maniobra negativo de 2,7 millones de euros

No obstante, la prioridad de la empresa es volver cuanto antes a los números negros. Máxime por el agujero económico acumulado de 3,75 millones de euros, resultado de las pérdidas por 683.993 euros y 3 millones de euros sufridas en 2020 y 2021, respectivamente. En consecuencia, al cierre del pasado ejercicio el establecimiento presentaba un fondo de maniobra negatvo de 2,7 millones de euros.

Este desequilibrio hace que su patrimonio neto haya quedado por debajo de la mitad de la cifra de su capital social. Por tanto, en condiciones normales se encontraría en causa de disolución y contaría con un plazo legal de un año para volver a equilibrar su balance. Sin embargo, los administradores de Platea recuerdan que el Real Decreto 3/2020, del 18 de septiembre, de medidas procesales para hacer frente al impacto del coronavirus establece la suspensión de la causa de disolución por pérdidas.

El artículo en cuestión (el número 13) sostiene que a efectos de determinar esta causa «no se tomarán en consideración las pérdidas del ejercicio 2020”. Una medida que ha permitido salir del atolladero a muchas empresas, y que en el caso de Platea Madrid facilitó las negociaciones con varios proveedores para la quita de la mitad de sus deudas. Adicionalmente, a finales de 2020 obtuvo financiación de su socio único por importe de ,.5 millones de euros para resistir la pandemia

Gracias a todo lo anterior, dos años y medio después del ‘shock’ pandémico el macroespacio de ocio gastronómico más grande de Europa trata de pasar página de un episodio que casi se lo lleva por delante. No sólo permaneció cerrado durante los meses del confinamiento, sino que el 30 de septiembre de 2020, poco después de levantar la persiana, volvió a bajarla temporalmente ante las dificultades para operar con normalidad.

A finales de ese primer año bajo emergencia sanitaria la compañía, ubicada en la madrileña Plaza de Colón, despidió a casi toda la plantilla por el desplome de ingresos. Lo hizo a través de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectó a unos cien trabajadores. Tan sólo se libró del proceso el equipo de gestión, que durante los meses siguientes se dedicó a trazar una nueva estrategia para buscar la viabilidad.

Un año después, en octubre de 2021, Platea Madrid reabría sus puertas al público con un nuevo concepto de viernes a domingos (de lunes a jueves, se reserva para eventos) bautizado como Platea Weekend. Ahora sus 5.800 metros cuadrados con capacidad para 1.100 personas tienen usos diferentes, con la oferta gastronómica concentrada en El Patio y en El Restaurante, ubicado en antiguo El Foso de Platea.