Larrumba rompe con su modelo original y concentra todo el negocio bajo un mismo paraguas
Larrumba avanza hacia una mayor profesionalización a medida que va tomando hechuras de holding. Con más de una veintena de restaurantes en Madrid, como Habanera o Perrachica, recientemente el grupo de restauración ha llevado a cabo importantes cambios a nivel organizativo, empezando por una recomposición del consejo de administración y siguiendo con su perímetro.
Por un lado, hace unas semanas el banco Sabadell salió del órgano directivo de la compañía después de años como uno de sus principales accionistas. No obstante, se trata de una desvinculación esperada, toda vez que en mayo de 2021 el equipo gestor de Aurica Capital, fondo a través del que vehiculaba su inversión en la cadena de restauración, decidió independizarse de la entidad catalana y quedarse el portfolio de inversiones. Incluida la participación del 30% de Larrumba con la que se hizo en 2018 por cerca de 25 millones de euros.
Se ha roto con el histórico modelo de organización para dotar al grupo de una mayor eficiencia
Así pues, tras el cambio de propiedad del fondo, se ha formalizado el cese de Iván Plaza, gestor de Aurica, para dar entrada en el consejo a Ignacio Blanco, que fue nombrado consejero delegado del grupo Larrumba el año pasado. La llegada de Blanco respondía al objetivo de acelerar procesos y simplificar la toma de decisiones, ya que hasta la fecha se repartía de forma coral entre el núcleo duro formado por Fernando Nicolás, Carlos Saiz y Chiqui Calleja. Estos tres empresarios fundador el grupo y dos de ellos, Fernando Nicolás y Carlos Saiz, mantienen su puesto ejecutivo, el primero como presidente. Asimismo, se ha aprovechado esta modificación para reducir el órgano de seis a tres consejeros.
Además de poner orden en la cúpula, acorde a la nueva composición del comite ejecutivo, la reorganización ha seguido por la estructura. En las últimas semanas se ha sustituido el régimen de gobierno corporativo de administrador único en las más de veinte sociedades controladas por la compañía para incluirlas todas bajo el paraguas del Grupo Larrumba Holdings.
Desde la compañía confirman que esta modificación busca dotar al grupo de una mayor eficiencia, por lo que se ha roto con el histórico modelo de organización societaria. «Cada uno de nuestros locales tiene un alma propia, con equipos, cartas y filosofías propias, pero comparten una serie de servicios centrales (departamentos compartidos que les dan servicio a los locales)», señalan.
Desde el principio los tres fundadores apostaron por tener la mayoría en todos los proyectos y formatos alumbrados bajo el distintivo Larrumba, que hoy cuenta con más de 60 accionistas. No obstante, si bien esta estrategia ha permitido ir creciendo progresivamente durante años, resultaba incompatible con la hoja de ruta trazada por sus actuales responsables y que pasa, entre otros objetivos, por continuar expandiendo el grupo fuera de Madrid. De esta forma, además de lo ya expuesto, esta modificación tiene como fin agilizar la apertura de nuevas marcas. Todo de cara al ambicioso objetivo de facturar 60 millones en 2022.
