Bourbon: la tormenta perfecta

Bourbon: la tormenta perfecta

Publicado el sábado 29 de enero del 2022 | 06:00
sábado 29 de enero del 2022 | 06:00

Se le atribuye al premio Nobel de Literatura  de 1949, William Faulkner, la brillante sentencia: “La civilización comienza con la destilación”.

Y es que el escritor sureño era un gran aficionado a los licores destilados. De hecho, solía trabajar degustando un whisky, lo que ha dado lugar a alguna que otra anécdota. Se cuenta que el traductor francés de su conocida ¡Absalón, Absalón! le contactó para aclarar algunas de las frases de la novela. Faulkner reconoció tranquilamente que no tenía ni la menor idea de lo que había querido escribir, puesto que lo había hecho de noche y tomando un trago.

Es más, Faulkner fue el inventor, si no de uno de los primeros cócteles reconocidos en los Estados Unidos, sí del que revolucionó el Hollywood de los años 40: El Mint Julep.

Cuatro hojitas de menta, un chorrito de agua para disolver dos cucharaditas de azúcar, hasta arriba de hielos y… rellenar el vaso con bourbon a placer. El cóctel faulkeriano es además, dicen, un espectáculo visual. El color ámbar del líquido resbalando sobre el hielo puede producir síndrome de Stendhal a los amantes de la mixología.

Ahora bien, ¿dónde empieza el Whisky y dónde acaba el Bourbon?  Ambos son aguardientes de grano y por tanto, bebidas de alta graduación. Lo que les diferencia, sobre todo, es el tipo de grano y el lugar de origen. El Whisky es escocés (Whiskey, si es irlandés) y el grano principal utilizado en su elaboración es la cebada malteada.

Bourbon: la tormenta perfecta

El Bourbon es estadounidense, sureño para más señas.  Se cree que en su nacimiento tuvieron mucho que ver los inmigrantes irlandeses y escoceses que llevaron sus alambiques a los estados de Kentuchy, Illinois y Pensilvania y encontraron allí agua clara, pura y fría en la que cultivar vastas plantaciones de maíz. El excedente del cereal era de difícil salida, dada la orografía, y ya que estaban, lo destilaron. Y es que el Bourbon, para poder llamarse así, debe de contener en la mezcla de granos para la fermentación (trigo, centeno o cebada malteados) como mínimo un 51% de maíz. El nombre procede del condado de Kentuchy, el de Bourbon (llamado así en honor de Luis XV), de donde es originaria la bebida.

Por regla general, el Bourbon se madura durante 5 años en barricas de roble blanco, nuevas o tostadas. Si el período es menor a 4 años debe constar en el etiquetado y en todo caso, para que pueda denominársele Straight Bourbon debe haber cumplido un envejecimiento mínimo de 2 años. Su color no despista sobre sus características organolépticas, es ligeramente aromático con un sabor acaramelado.

En el año 1964, una resolución del Congreso de los Estados Unidos declaró al Bourbon como “America’s Native Spirit”, algo así como “producto distintivo –identificable- de los EEUU”.

Dentro de los llamados Bourbons americanos, también tenemos distintas modalidades. Desde el archifamoso Jim Beam, hasta los tipos Jack Daniel’s, conocidos como Tennessee Whisky. El carácter distintivo de estos últimos radica en que sufren dos destilaciones, en lugar de una, además de una peculiar proceso de filtrado a través de 10 metros de carbón vegetal. Este procedimiento dura unos 15 días y es conocido como “Candado de Lincoln”.

El Bourbon, para poder llamarse así, debe de contener en la mezcla de granos para la fermentación como mínimo un 51% de maíz

Qué duda cabe de que el Bourbon ha sido en el cine un personaje más. No hay más que darse una vuelta por cualquier película el Oeste. No hay Western que se precie sin su saloon, sus peleas, a veces a cuenta de la bebida, o sus botellas de vidrio verde, sin etiqueta y conteniendo el licor de los maizales, estallando en mil pedazos por los disparos del sheriff o de los bandidos.

La corrección política de nuestros días prácticamente ha eliminado la presencia de destilados de nuestras pantallas, pero aún podemos encontrar vastos vasos del licor color miel en el cine negro, de acción o algunos dramas. Que se lo digan a John Wayne, y a los arrestos que un shot de Bourbon le proporcionó; que le pregunten a Humprey Bogart con qué ahogó las penas o que confiese Paul Newman dónde encontró más de una vez el valor que necesitaba. Sylvester Stallone se llevó su propia botella de Bulleit Bourbon al bar de Con una bala en la cabeza.

Con todo, y como suele ocurrir con las bebidas espirituosas, el Bourbon comenzó a consumirse por las propiedades medicinales. Faulkner, de nuevo, solía decir que no había nada que el whisky no pudiera curar. Por tanto no es extraño que, en 1917, la American Medical Asociation empezara a poner pegas a su consumo preparando, quizá,  lo que sería la famosa Ley Seca, promulgada tres años más tarde, en 1920 en la votación de la 18 enmienda a la Constitución Americana. Hasta 1937, el whisky, y el bourbon, no volvieron a ser productos libres y respetados en el mercado. En el ínterin, ya conocen la historia: producción fraudulenta, mercado negro y Mafia. La vida y el cine, de nuevo.

También en la música hay hueco para la bebida que nos ocupa: “Si ella fuese una bebida, sería un bourbon envejecido en barrica única y servido con hielo. Suave y con carácter”. Se trata de una canción country, Perfect Storm. Así es el bourbon.

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