El aceite de orujo se consolida como alternativa al de girasol
El aceite de orujo ha conseguido hacerse hueco en el mercado. Los problemas con el aceite llegaron con la guerra en Ucrania. La falta de aceite de girasol y las limitaciones que pusieron en los supermercados, llevó a que muchos ciudadanos tuviesen que buscar alternativas al aceite de girasol (que llega principalmente del mercado ucraniano). Esta situación también llegó a la hostelería.
Hay que recordar que los hosteleros son unos de los principales consumidores del aceite de girasol, muy utilizado para freír en cocina. Según los últimos datos analizados por la Asociación Nacional de Industriales, Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac) durante los primeros meses de la campaña 2021/2022 las ventas de aceite de orujo de oliva ha crecido un 42,5%, es decir, se han vendido un total de 10,8 millones de litros.
Es uno de los aceites que ha experimentado un mayor crecimiento. Lejos de él se sitúa en segunda posición el aceite de oliva. En este caso, sus ventas han subido un 11,6%.
El aceite de orujo de oliva está considerado como el segundo mejor aceite vegetal
Desde la asociación Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva (ORIVA) señalan que el incremento en las ventas del aceite de orujo se debe principalmente a la recuperación en la hostelería porque este sector “sigue siendo el principal dinamizador”.
Las cifras apuntan que en abril se han puesto en el mercado 1,9 millones de litros de aceite de orujo de oliva. Esto implica un acumulado anual en los primeros meses de 2022 de 6,4 millones de litros, es decir, un 40,6% más que en los mismos meses de 2021.
Aceite de orujo, ideal para frituras
Al igual que el aceite de girasol, este tipo de aceite es perfecto para las frituras. En ORIVA afirman que es “el segundo mejor aceite vegetal”. Entre sus beneficios para la salud, destacan que es una grasa rica en ácido oleico que contiene antioxidantes y otros compuestos bioactivos con propiedades beneficiosas.
Además, explican que es ideal para usar en frituras puesto que no altera las propiedades de los alimentos y es un producto rentable para los restaurantes y la industria alimentaria garantizando “fritos dorados, crujientes, ligeros y sabrosos”.