Mientras Telepizza se vuelca en atraer clientes con una política promocional agresiva, al igual que otras cadenas de pizzerías, en su matriz hacen lo propio para enderezar el plan de negocio. Si hace mes y medio Food Delivery Brands alcanzaba un acuerdo con sus acreedores y accionistas para la refinanciación de su deuda, que suponía una reducción cercana a los 240 millones de euros y una extensión de los plazos de amortización previstos hasta 2028, ahora el consejo se prepara para validar las cuentas anuales de una de sus sociedades con pérdidas de calado.

La junta general de accionistas del grupo de restauración está prevista para el próximo 29 de junio en primera convocatoria. Tras acordar una ampliación del plazo para la presentación de los resultados de 2022 hasta julio de 2023, como primer y principal punto en el orden del día figura la aprobación de los resultados financieros indifivuales de Food Delivery Brands Group, que arrojan un resultado negativo de 378,5 millones de euros. Esta cifra hace referencia al deterioro de la cartera derivado de años anteriores.

En el anuncio del acuerdo de refinanciación, la compañía ya informó que el conglomerado de sociedades del grupo arrojaría unas pérdidas contables de 278 millones, en parte afectadas por los números individuales de esta sociedad. Se trata de un resultado peor que el cosechado en 2021, que cerró con una pérdida neta de 27,1 millones de euros, debido a las ajustes por la reestructuración.

El grupo situó sus ventas por encima de los 1.300 millones el año pasado

En concreto, este resultado de 278 millones incluye tanto el mencionado ajuste de la inversión de los actuales accionistas como la elevada carga financiera, por valor de 37 millones de euros, derivada de la deuda actual, y que se verá sustancialmente reducida tras la refinanciación.

La operación de refinanciación supone un punto de inflexión y el inicio de una etapa nueva y saneada para la compañía, que el grupo refleja en sus cuentas correspondientes un deterioro contable de 232,2 millones de euros correspondiente al ajuste del valor de la inversión de los accionistas actuales, anticipando el efecto de la pérdida de su participación una vez concluya el proceso de refinanciación.

Según el grupo, dicha depreciación tiene un carácter meramente contable y no es representativa de la solidez ni de la evolución real y resistencia del negocio, cuyas ventas de la cadena de 2022 se situaron por encima de los 1.300 millones, a tipo de cambio constante, un 10,4% superiores a las de 2021.

La junta de finales de mes supondrá el primer examen para el nuevo consejo de adminsitración, que en marzo pasó de tres a cuatro miembros con la incorporación como independiente de Jason Clark, experto en reestructuraciones. Clark, que comenzó su carrera en Arthur Andersen, ha trabajado también en Close Brothers Corporate Finance y Strategic Value Partners entre otras firmas. El resto de puestos los cupan Gabriele Questa, Víctor Culebras y Jacobo Caller Celestino como consejero delegado.