Estofado de ternera
Ingredientes:
Deliciosa receta tradicional, englobada en la más típica cocina casera, hoy vamos a cocinar un apetecible estofado de ternera. Te va a llevar un rato, pero no es muy difícil y vas a quedar siempre bien con tus comensales. ¿Te animas?
Aunque el estofado de ternera sea un plato tradicional podemos darle nuestro toque personal con: cerveza en vez de vino, podríamos incluso añadir otras verduras, como las alcachofas por ejemplo, ajos, tomillo, etc. El estofado de ternera, como los guisos de carne en general, son platos agradecidos y muy maleables, admiten con gratitud diversos ingredientes. Sentiros libres de probar con las verduras que más os gusten en casa.
Cómo hacer estofado de ternera:
- Ponemos a calentar una olla con 2 cucharadas de aceite de oliva virgen.
- Mientras, vamos salpimentando la carne y la pasamos por un poco de harina, sacudiendo para eliminar el exceso de ésta.
- Metemos la carne en la olla y le damos un toque, solo para sellarla. Sacamos, depositamos en papel de cocina absorbente y reservamos.
- En el mismo aceite pochamos la cebolla (previamente cortada en brunoise) y el pimiento.
- Añadimos la hoja de laurel, unos granos de pimienta y 2 cucharadas de tomate frito casero, dejando unos 3 minutos, que rehogue bien.
- Incluimos la carne que teníamos reservada, removemos con cuidado y añadimos las zanahorias, partidas en 3 ó 4 trozos.
- Vertemos la cerveza, hasta tapar la carne, que no sobrepase el nivel.
- Dejamos cocer a fuego fuerte 10 minutos y, después, 60 minutos a fuego lento. Iremos tapando y destapando paulatinamente, para que la salsa vaya “cogiendo cuerpo”, espesando, e ir pinchando con un cuchillo para verificar si está en su punto. Si observamos que ha quedado poco caldo podríamos añadir un poco de agua, o, en su
caso, caldo de carne que tuviéramos. - Una vez obtenida esa textura deseada en la carne, añadimos los guisantes, dejando cocer los últimos 5 minutos.
Ya está lista para servir. Espolvoreamos con el perejil picado. El acompañamiento ideal podría ser un puré de patata, o un arroz blanco. Y si no, unas buenas patatas fritas, pero en sartén, nada de freidora ni horno.
Para nuestro gusto, la mejor bebida para acompañar este plato es una cerveza rubia, si bien sería más ortodoxo un buen vino tinto de crianza.
El truco:
Hemos elegido una pieza de la ternera que se usa comúnmente para el cocido: el morcillo (o zancarrón) por su textura melosa, dando un toque final más jugoso. Además, siempre lo encontramos a buen precio en el mercado. Antes de sellar la carne con el aceite la tendremos como mínimo media hora a temperatura ambiente, no cocinar directamente de la nevera.
Si estamos en temporada, utilizaremos guisantes frescos. Si no, congelados, que los hay de muy buena calidad.
En vez de cerveza, suele cocinarse con vino blanco o tinto, según gustos. Hemos empleado cerveza negra, modalidad típicamente belga, que le da un toque de distinción y un sabor algo más exótico, como más caramelizado, parecido al regaliz.
Si queremos dar más brillo a la salsa, echaremos una nuez de mantequilla al estar finalizando la última cocción.
Este tipo de guisos conviene hacerlos la víspera, quedan más sabrosos el día después.
Alérgenos:
La harina deberá ser sin gluten para los alérgicos a este elemento. Del mismo modo, evitar la pimienta para los intolerantes, y la cerveza para los alérgicos a la cebada.
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