Dani García, la celebración eterna

Dani García, la celebración eterna

lunes 18 de septiembre del 2023 | 08:42
B2C

Andrés Sánchez Magro

Dani García es el perfecto ejemplo de que un cocinero excelente puede ser un buen empresario. Últimamente, no para de abrir locales y de anunciar la inauguración de nuevos negocios. Lo cierto es que no sorprende, porque hace años que dejó claro que lo suyo era abrir locales que no le absorbieran el alma, y que le permitieran difundir la buena gastronomía y hacer honorable negocio. Hace poco celebraba el séptimo aniversario de su Bibo Madrid; hace algunos meses festejaba el pistoletazo de salida de su restaurante parisino, La Chambre Bleue, y ahora se prepara para aterrizar en Marbella (aún sin fecha prevista) junto al grupo Mosh en una espectacular edificación de estilo árabe que se levantó, en la Milla de Oro, y que lleva dos décadas cerrada.

Se ha movido tanto este marbellí que es complicado resumir su trayectoria en pocas palabras. Nacido en 1975, la cocina no le tiraba especialmente en su infancia, más allá de acompañar a su padre a hacer la compra y a preparar juntos, ocasionalmente, magdalenas. Pero, tras acabar el bachillerato, vio que aquello sí podía encajar con él. Formado en la Escuela de Hostelería de Málaga, recaló en el restaurante de Martín Berasategui, del que se declara discípulo. Fue una estancia breve, pero singular, pues le acerca a la vanguardia manteniendo siempre una
profunda admiración por la cocina andaluza. Abrió en Ronda Tragabuches en 1998, y dos años más tarde se hizo con su primera Michelin.

En 2005 presenta su restaurante Calima en su localidad natal. Aquí se forja su estilo de ‘artesano del sabor’, como le gusta autodenominarse, con altas dosis de imaginación. Sigue recibiendo premios por su apuesta por la modernidad y la técnica. En 2011 se convierte en el primer chef con dos estrellas de Andalucía. Tres años más tarde abrió su restaurante Dani García, en el hotel Puente Romano, a la vez que Bibo, su concepto más democrático. Continúa enamorando al gran público y a los expertos. Tanto, que alcanza el Olimpo gastro en 2019 tras hacerse con tres macarons de la guide rouge para su restaurante homónimo. Apenas 20 días después de lograrlo, anunció que lo cerraría para centrarse en proyectos más democráticos.

Desde entonces, no ha hecho sino abrir con éxito un montón de conceptos y seguir acaparando estrellas. En Smoked Room ya tiene dos (decían los maledicentes que, además del talento, la Guía Michelin actuaba con cierto recochineo). Otra más en Leña, su alternativa más
netamente cárnica. Tiene una brasserie en el Four Seasons, un montón de locales Bibo, varios Lobito de Mar… Está claro que no ha podido, o no ha querido, renunciar a la presión financiera y personal que supone gestionar locales con muchos galardones. Pero ha demostrado que además de un gran cocinero es un empresario con mucho ojo y buen asesoramiento. Sigue enamorado de la esencia andaluza y ha sido, también, un profeta en su tierra.

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