Restaurantes y menús para alargar el verano en Madrid tras la vuelta al cole

El Galicia Calidade sigue ganando adeptos. A falta de escapadas, en pleno centro de la capital se ubica todo un templo del producto gallego como es el Asador Gonzaba. Esta filial de la exitosa casa fundada en Santiago de Compostela en 1976 lleva menos de un año abierto, tiempo suficiente para convertirse en un refugio para todos los que sienten morriña de un chuletón de primera, a elegir: de ternera gallega, de rubia suprema, de black angus, wagyu, o de buey de Lugo.

Aunque la especialidad son las carnes maduradas, con Discarlux y Bandeira como proveedores, Gonzaba completa su oferta a la brasa con una carta de pescados salvajes. Piezas de origen gallego como la lubina, rodaballo, el mero negro, el rape asado, el virrey (palometa roja) o el bogavante. Se sirven en elaboraciones que respetan el sabor, como la mantequilla noisette con jugo de carne y manzana verde, para el rape, o con hortalizas y aceite de hierbas, para el mero.

Mención aparte merece la tortilla estilo Betanzos con la técnica maestra del chef José Manuel Crespo (Crispi). Alabada por el mismo Dabiz Muñoz, Crispi sigue la receta original de la familia prácticamente a ojo, pero con un resultado inconfundible en el que los huevos batidos resultan una salsa que baña las patatas, melosas y cortadas en cuadraditos.

El espíritu más genuino de la Costa Brava encuentra su mejor homenaje en Sa Marinada. Este local de ambiente honesto supone un antes y un después en el sector de la hostelería madrileña, al ser el único que ofrece a los comensales la posibilidad de disfrutar de la cocina ampurdenesa, donde prevalece el producto, sin filtros, y en la que la tradición, la técnica y la vanguardia se conjugan en platos con un marcado sentir marinero en un equilibrio perfecto.

Con una clara preponderancia de los pescados y mariscos, este restaurante mediterráneo ofrece combinaciones de tierra y mar, de bravura y delicadeza, de geología y de sensibilidad, donde de una manera u otra están presentes los pilares de la cocina ampurdanesa: aceite, vino y cava. En la carta es evidente el sello indiscutible de esta casa; de todos los platos que ofrece, resulta esencial destacar tres en los que queda patente la genialidad de la tradición culinaria del Ampurdán: el pescado al horno —con vinagre de vermut, aceite y especias—, el arroz de gambas —donde este marisco es el absoluto protagonista y está presente en el sofrito, fumet y carpaccio— y el calamar de potera, con cava, aceite y especies.

En ello tiene mucho que ver la despensa del local, que viene directamente del Ampurdán. En ese empeño por tener el mejor pescado y marisco de la Costa Brava en la capital, Joan Gurt y Marisa Amate, los propietarios, han luchado hasta conseguir crear el primer canal logístico —no existía hasta hace meses— para abastecer de producto autóctono al mercado capitalino.

La Gaditana se ha convertido en un referente en Madrid para aquellos que buscan auténtica cocina andaluza en un ambiente acogedor y genuino. Desde su fachada que evoca las casas típicas de Cádiz hasta su interior rústico y cálido, este restaurante logra transportar a sus visitantes al sur de España, ofreciendo una experiencia que va más allá de lo gastronómico.

El menú de La Gaditana es una verdadera celebración de los sabores andaluces. Destacan sus generosas raciones de pescaíto frito, un clásico que es difícil de superar en la ciudad. La frescura del pescado y la perfección en la fritura hacen de este plato una apuesta segura. No se puede dejar de mencionar su famoso rabo de toro, tierno y sabroso, que se deshace en la boca con cada bocado, o las tortillitas de camarones, un auténtico manjar que transporta a los comensales directamente a la costa gaditana.

Otro aspecto que distingue a La Gaditana es su ambiente animado y acogedor. Es común ver mesas llenas de amigos y familias disfrutando de una comida entre risas y conversaciones animadas. El personal es amable y cercano, siempre dispuesto a recomendar lo mejor de la carta o a servir una copa de vino andaluz para acompañar la comida. La carta de vinos está bien pensada, con una selección que incluye algunas de las mejores etiquetas de Andalucía.

El restaurante también cuenta con una terraza exterior, ideal para disfrutar de las cálidas noches madrileñas mientras se degusta una comida tradicional en un entorno relajado. En cuanto a la relación calidad-precio, La Gaditana ofrece una experiencia culinaria excelente a precios que son más que razonables, teniendo en cuenta la calidad de los productos y el tamaño de las raciones.

¡Bienvenidos a 11 Nudos, un restaurante que te hará zarpar en una aventura culinaria sin igual en pleno Madrid! El viaje comienza con una carta que es todo un mapa del tesoro, repleta de joyas gastronómicas. La estrella del menú es, sin duda, el marisco, que brilla con luz propia en cada plato. Los sabores y texturas del tataki de atún o el arroz meloso de carabineros son dos buenas razones para estar de maravilla en esta terraza

Pero 11 Nudos no se queda solo en el mar; también tiene tierra firme en su repertorio. Las carnes, jugosas y perfectamente cocinadas, son otro puerto seguro para aquellos que buscan un plato sustancioso y lleno de sabor. Y si eres de los que disfrutan explorando, la selección de entrantes te llevará por una ruta de tapas creativas, cada una con su propia historia y carácter.

El servicio es otra razón para amar este lugar. El personal es tan amable y atento que te sientes como un capitán rodeado de una tripulación dispuesta a hacer que tu viaje sea inolvidable. Con recomendaciones siempre acertadas, saben cómo guiarte por el menú y hacer que tu velada sea perfecta de principio a fin.

Para los amantes del vino, la bodega de 11 Nudos es un cofre lleno de tesoros. Con una selección de vinos que abarca desde los clásicos hasta las joyas escondidas, siempre hay algo que marida a la perfección con cada plato.

En cuanto a la relación calidad-precio, 11 Nudos ofrece una experiencia de lujo sin que tu billetera sienta el ancla demasiado pesada

Desde el momento en que uno cruza la puerta de Bakan, le envuelve una atmósfera que es puro México: colores cálidos, artesanía auténtica y mezcal.

El menú de Bakan es como un tesoro que espera ser descubierto, aunque su tortillas caseras hechas a base de maíz criollo ancestral -su famoso nixtamal- cuentan ya con bastante reconocimiento entre el público de la capital. También son protagonistas sus opciones de asados a la leña de encino al más puro estilo de los mercados de Oaxaca.

Pero la experiencia en Bakan no estaría completa sin un buen mezcal o tequila en la mano. La barra es un verdadero paraíso para los amantes de estas bebidas, con una selección que te hará querer probarlo todo. Los cócteles, como la Margarita de tamarindo o el refrescante mezcalito, son el broche de oro para acompañar la comida, equilibrando los sabores y dándole un toque festivo a la noche.