The Macallan ha presentado The Reach, un whisky de malta exclusivo que refleja el extraordinario paso del tiempo: fue destilado en 1940 en la Segunda Guerra Mundial, en pleno avance de las tropas nazis y justo antes de que la destilería se viera obligada a cerrar temporalmente sus puertas por orden de Wiston Churchill. Una elaboración única de la que sólo existen 288 botellas en todo el mundo. De estas, tres ejemplares se encuentran en España y el restaurante Retiro da Costiña, en la provincia de A Coruña, ha incorporado uno a su bodega.

The Reach es testimonio del cuidado y compromiso con la excelencia sin concesiones que The Macallan ha impulsado desde su fundación en 1824. Y rinde homenaje a los artesanos que desde entonces defienden los valores de la marca.

Este single malt tan especial con 81 años, es el whisky más antiguo jamás lanzado por The Macallan, elaborado a partir de una única barrica de roble sazonada con jerez. El whisky se presenta en una exquisita botella creada a partir de vidrio caliente soplado a mano, que sostiene una base de bronce escultura de tres manos.

Cada mano representa personajes de la historia de The Macallan: la de los trabajadores de la destilería de 1940; otra es la mano del antiguo presidente, Allan Shiach, cuyo abuelo dirigió la empresa cuando se lanzó por primera vez esta bebida espirituosa y, la tercera, es la de la actual Master Whiskey Maker, Kirsteen Campbell, quien seleccionó cuidadosamente la barrica de 1940 para embotellarla ahora.

The Reach muestra un profundo tono castaño rojizo. En nariz afloran notas de chocolate amargo, canela dulce y turba aromática, que conducen a caramelo de melaza, jengibre cristalizado y piña carbonizada, antes de dar paso a un intensamente rico, dulce y acabado ahumado.

The Reach se presenta con una imagen única. La escultora Saskia Robinson creó la escultura atemporal con tres manos. La superficie de la botella de vidrio presenta sutiles hendiduras que coinciden con las huellas dactilares de las manos de bronce que
lo sostienen, y todo ello en una caja-vitrina elaborado con madera de un olmo caído, que se cree que estuvo en The Macallan Estate en 1940.

Cata

• En nariz: chocolate negro, canela dulce, turba aromática, ciruelas, cuero, pomelo rosa, gelatina de grosella y una rica nota resinosa.
• Boca: Caramelo de melaza, mermelada de zarza, regaliz, jengibre cristalizado, nuez moscada, piña carbonizada, nueces, humo de leña. Final: intensamente rico, dulce y ahumado.

Madera de roble del norte de España para The Macallan

La madera que usa la destilería para sus exclusivos whiskies de malta procede de carballos del norte de España, del Cantábrico y de Galicia, resultando el roble español un elemento clave para dar al producto final y sabor y aroma únicos. Esa madera se envía a Jerez, donde un equipo de artesanos la talla y rellena las barricas con vino de Jerez, oloroso. Tras 24 meses, esas barricas están listas para criar el whisky escocés durante años en los Hightlands. El 60% de sus elaboraciones envejece en estas barricas.

Costiña, de padres a hijos desde 1939

Costiña, el cariñoso apodo con el que se ha ido conociendo a los miembros de la familia y que hace referencia a la ubicación de la casa de comidas original, es hoy una marca asentada, sinónimo de hospitalidad y buen hacer gastronómico. La marca, el
apodo, nació en 1939 y desde entonces ha pasado de padres a hijos.

La saga se caracteriza por un sello de identidad único en su forma de entender y ejercer la hospitalidad, en el que se dan la mano la creatividad, la cercanía, la idiosincrasia gallega y el gusto por los productos de proximidad y con identidad.

Hoy la tercera generación de Costiñas continúa de la mano de Manuel Costiña, el chef que con poco más de 40 años sorprende con una cocina sincera, plena de pasión y con la que busca trasladar un pedazo de su mundo al plato de cada comensal.

De casa de comidas a restaurante con Estrella y Soles

Costiña Restaurant cuenta con Estrella Michelín y dos Soles Repsol y supone uno de los destinos gastronómicos más exclusivos que ofrece Galicia. Acercarse hasta la villa de Santa Comba y traspasar los umbrales del restaurante conlleva dejarse llevar por las
sensaciones y la identidad, el producto de km 0 y también, la técnica depurada o una combinación insólita de aromas y sabores que buscan sorprender.

El equilibrio y la armonía caracterizan una cocina sincera y de vanguardia, con sello y con un hilo argumental en el que prima la calidad y la cocina de temporada. Y todo ello acompañado por una bodega que con más de mil referencias atesora importantes
colecciones únicas de vinos nacionales e internacionales y que dedica una especial atención a las etiquetas que se elaboran en Galicia.