Las cadenas de restauración descuelgan el teléfono rojo con un frenazo en aperturas

Las cadenas de restauración descuelgan el teléfono rojo con un frenazo en aperturas

jueves 03 de octubre del 2024 | 09:21

«Así empieza lo malo y lo peor queda atrás». Pocas citas como esta de Hamlet (Shakespeare) definen con tanta precisión la mezcla de resignación e inquietud que recorre a la restauración. El sector ansiaba dar carpetazo definitivo a una pandemia que redujo al mínimo la producción y de la que ha costado años reponerse. Una vez superada la resaca, que para muchos negocios se ha prolongado hasta el pasado 2023, el escenario actual debía abrir una ventana de oportunidad para seguir la estela de crecimiento previa a la crisis sanitaria. En cambio, se observa con preocupación la formación de un cóctel de menos visitas, menos gasto y una demanda que parece haber tocado techo.

La restauración viene de vivir un verano flojo. Se creció un 5%, cuando las expectativas apuntaban a un incremento de doble dígito. Si a eso se suma una mala Semana Santa, y que los meses entre medias han sido peores que los de estos tres últimos años, el sector tiene razones de sobra para esperar un contexto adverso. Porque, si hasta la fecha la restauración gozaba de dinamismo, reflejado tanto en el volumen de empleo como en el alto trasiego de altas y bajas de negocios, el mal rendimiento de la temporada estival ha forzado un replanteamiento total en las previsiones de gran parte de la restauración. Especialmente en el caso de una organizada que acapara el protagonismo con una ganancia continuada de cuota.

Con los márgenes cada vez más amenazados y la demanda embalsada durante la pandemia ya fundida, las marcas buscan activar nuevas palancas de consumo. Entre ellas una fuerte apuesta por promociones y descuentos, ya sea para atraer nuevos clientes o fidelizar clientes, pero siempre persiguiendo aumentar el tráfico a locales y el nivel de ventas. También figura una optimización de la oferta para reforzar el posicionamiento de marca.

En algunos casos se están abriendo solo locales ya comprometidos y en otros se ha cerrado el grifo

A la espera de ver si los resultados permiten aplacar las dudas respecto al gasto, la mayoría de cadenas han pisado el freno en su agresiva estrategia de expansión. Donde a principos de año se apuntaba a una treintena de nuevos locales, hoy se maneja un tercio de las previsiones iniciales.

Diversas fuentes del sector indican que muchas marcas de restauración han dado marcha atrás en sus previsiones de aperturas, algunas de ellas ya comprometidas. Las dificultades en el acceso a la financiación, la subida de los arrendamientos y la caída de los beneficios empresariales están detrás de esta decisión. En algunos casos se ha optado por centrar esfuerzos en inauguraciones cruciales para el desarrollo del negocio, y en otros directamente se ha cerrado el grifo.

Por un lado, las marcas que franquician no encuentran emprendedores dispuestos a invertir en su negocio. Situación que afecta a grupos consolidados como Avanza Food, pero también a aquellas cadenas emergentes con potencial de desarrollo pero sin un modelo testado del todo. «Madrid empiezan a no salir los números, pero las ciudades más pequeñas tampoco terminan de cuajar», confiesa un directivo del sector.

Por otro lado, enseñas que vertebran su crecimiento a través de locales propios están teniendo que rebajar expectativas ante las condiciones cambiantes del mercado. Un ejemplo de ello es Vicio, que pretendía abrir una quincena de establecimientos dine-in durante este 2024, y de momento ha conseguido completar cuatro, la última en Palma de Mallorca. Ahora bien, es una panorama similar al que enfrentan otras marcas y que incluso está llevando a plantear posibles cierres. Sin salir del segmento burger, marcas de primer nivel están acompañando el frenazo en la inversión con una simplificación de su oferta.

Una mayor cautela en el gasto por parte del consumidor, así como una moderación en la previsión de crecimiento a nivel sectorial, respaldan este cambio de postura entre las cadenas. «El consumidor ya no quiere (o no puede) gastar más«, comenta Xavier Mallol, CEO de Delectatech, ante el hecho de que haya alcanzado el colmo en cuanto a los precios que está dispuesto a pagar en restauración y esté afectando de lleno a su nivel de satisfacción

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