Se presenta un vino como legado de Alfonso Cortina
Uno de los bodegueros nuevos más sorprendentes entre los bodegueros españoles de los últimos años ha sido Alfonso Cortina. El empresario bon vivant desapareció en 2020 a causa de la pandemia y su imponente figura sigue despertando la misma admiración pasado los años. Ahora sus hijos Felipe y Carlos han decidido que la brillante propuesta enológica de su padre en los Montes de Toledo no solo no se pierda, sino engrandezca su memoria.
Alfonso Cortina 2019 es la primera añada de un vino excepcional que ya ideó el propio bodeguero precursor. Vallegarcía como designio, como destino, y como aquel refugio de variedades raras para estos lugares y creación de un pago, porque el bodeguero siempre miró a Francia.
De Cortina se han dicho muchas cosas buenas, centradas en su carácter metódico como empresario, a veces innovador, y con el compromiso en aquello que quería. El amor por el vino, del cual es reflejo de esa mítica bodega privada que poseía, le llevó a aclimatar uvas foráneas, y a inventarse un viñedo en ese único espacio natural que habla de los movimientos de la Península Ibérica. Algo casi telúrico donde puso la bandera Alfonso.
En el horizonte se vislumbran nuevas décadas porque los propietarios actuales siguen gozando de la complicidad de uno de los mejores lectores del campo como es Adolfo Hornos. Las evocaciones frutales, las Crianzas esplendorosas en buena madera, el rumor del viñedo, son los argumentos de un vino que recuerda una figura que siempre estará presente en los recuerdos de quienes le hemos conocido. Un país no es nada si no tiene memoria auténtica de los personajes que cuentan su pequeña o gran historia.