Grupo Piñero (Bahía Príncipe) aborda su reposicionamiento estratégico desde las ganancias
La travesía por el desierto toca a su fin para Grupo Piñero. El breve pero duro trance que supuso la pandemia para la dueña de Bahía Príncipe, registrando en 2020 unas pérdidas históricas de 55 millones de euros y viendo caer un 72% su cifra de negocio, dio paso a un principio de recuperación el año pasado.
La sexta hotelera española por tamaño, con 27 hoteles y 14.000 habitaciones en cuatro países (República Dominicana, México, Jamaica y España), regresó a la senda del crecimiento en el segundo año de crisis sanitaria. Por un lado, dejó atrás los números rojos al lograr un resultado de explotación de 16 millones de euros que, aunque positivo, todavía se encuentra lejos de los beneficios de 119 (2019) y 168 millones )2018) previos al estallido del coronavirus.
Por otro, su facturación consolidada se elevó hasta los 324 millones de euros en un ejercicio marcado todavía por las restricciones sanitarias en el turismo. Según los datos facilitados por la compañía en su última memoria de sostenibilidad, esta cifra representa menos de la mitad de los 800 millones ingresados en 2019. En total, gestionó la estancia de 3,5 millones de turistas durante todo el 2021.
La compañía pronostica volver a los niveles precrisis durante 2023
Una vez que lo peor de la crisis ya ha pasado, la compañía pronostica llegar a un ritmo de crecimiento similar a los niveles precrisis durante 2023. Esta situación está condicionada a la plena recuperación de su actividad, ya que la mayoría de su portfolio no abrió hasta el último trimestre del año pasado, con diferentes niveles de restricción en su aforo. Ello obligó a mantener alrededor de 400 trabajadores en ERTE. Cerró el ejercicio con una plantilla de 8.747 personas, frente a las casi 10.000 que empleaba previamente a la pandemia.
Al igual que otros grupos hoteleros, el papel patrimonialista de Piñero ha cambiado en estos dos últimos años. Una de sus principales decisiones estratégicas pasa por centrarse en modelos de gestión mediante la fórmula del asset light (no en propiedad). «Nuestro modelo actual es más patrimonialista y, a corto plazo, eso lastra el crecimiento. Estamos contemplando poner en valor nuestra marca e ir a un modelo de gestión», señalaba Encarna Piñero, consejera delegada del grupo familiar, a principios de este 2022 en una entrevista a Expansión.
Este reposicionamiento responde a que su negocio se centra en destinos vacacionales que exploren el «todo incluido», lo que vuelve complicado rentabilizar apuestas por nuevas estructuras. El único ámbito en el que contempla llevar a cabo inversiones de este tipo es el residencial, segmento en el que opera a través de Bahía Príncipe Residences.
Creada antes de la pandemia, esta división se centra en el desarrollo de urbanizaciones de lujo en el Caribe, donde tiene en previsión la construcción de unas 1.500 residencias. La financiación de estas obras se enmarca dentro del plan de inversión reactivado a principios de 2022, y al que destinará 175 millones de euros en los próximos tres años. Parte de estos fondos se emplearán también en lograr una mayor eficiencia energética y sostenibilidad.
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